Jeremías Marquines
La
secretaria de la Juventud de Guerrero, Gisela Ortega Moreno se fue de
paseo dos semanas a Corea, dice que la mandó el gobernador Ángel Aguirre
en su representación. Lo cierto es que le valió madres dejar colgados a
los organizadores del IV Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores a
quienes les había prometido un raquítico apoyo de 25 mil pesos para
llevar a cabo dicho evento y no cumplió; lo que hizo fue reducirle a
sólo a quince mil pesos lo prometido. Hasta el día de hoy, una de las
funcionarias preferidas del gobernador Aguirre, no da la cara.
Gisela
Ortega es el vivo rostro de la irresponsabilidad y el valemadrismo de
los funcionarios del nuevo gobierno. Esta fulana (porque no merece ni
ser nombrada) fue diputada en la pasada legislatura por casualidad, y
ahora funcionaria de la Juventud por “méritos propios”, según afirma.
En los meses que lleva al frente de esta secretaría, se ha destacado por
su improvisación y evidente estupidez, pues la dependencia a su cargo
sigue igual o peor que como la dejó Yolanda Villaseñor, otra funcionaria
que también llegó por “méritos propios” de la mano del ex gobernador
Zeferino Torreblanca.
La
actitud valemadrista de Ortega Moreno hacia los asuntos de la juventud,
daña la imagen del gobierno de Ángel Aguirre, pues nadie más que él es
responsable de haber colocado en los cargos públicos a verdaderos
irresponsables y mentecatos.
En
un estado dañado por la violencia criminal, es una verdadera idiotez no
apoyar a jóvenes que se organizan para promover el arte y la cultura
entre sus iguales del estado y de otras regiones del país. Aparte de
respaldar estos eventos, la Secretaría de la Juventud debería agradecer
que fue tomada en cuenta por los organizadores de este Encuentro, pues
desde el gobierno estatal son incapaces de generar programas y proyectos
de genuina atención a la juventud de Guerrero.
El
26 de agosto, día de la inauguración del IV Encuentro Nacional de
Escritores Jóvenes, los organizadores dieron a conocer que ese día más
de cuarenta creadores de varios estados del país iban a ser sacados del
hotel porque la secretaría de Juventud del gobierno de Ángel Aguirre, no
había entregado el apoyo comprometido que serviría para pagar el
hospedaje. Allí ante, un nada solidario José Agustín, que ni siquiera se
inmutó por el lamentable hecho, aun cuando el evento le fue dedicado
como homenaje, se informó que la señorita secretaria andaba de viaje por
el Oriente con cargo al gobierno estatal.
A
como pudieron, los chavos que desde hace cuatro años organizan este
encuentro nacional de letras, lograron conseguir algo de dinero para
evitar el desalojo de los creadores. Un servidor aportó algo para el
hospedaje de los invitados. Pero si la secretaría de la Juventud no
apoyó a estos jóvenes, sí hubieron otras dependencias que pusieron su
parte como la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno estatal, la
Secretaría de Desarrollo Social municipal y el Instituto Guerrerense de
la Cultura, cuya directora no estuvo porque como siempre andaba en el
Distrito Federal, sin embargo, como bien dijo Antonio Salinas,
coordinador del Encuentro, gracias a las gestiones de la poeta Citlali
Guerrero se logró completar el dinero faltante.
El
Encuentro Nacional de Jóvenes Escritores se realiza desde hace cuatro
años en Acapulco. En él concurren creadores menores de 36 años de casi
todos los estados del país y con alta calidad de escritura. Este
encuentro ha servido para que jóvenes de Guerrero se motiven y
encuentren en la literatura una opción ante tanta sangre y muerte que
inunda al estado.
Aparte
de intercambiar experiencias creativas y presentar publicaciones, los
organizadores hacen el esfuerzo por llevar a los escritores invitados a
universidades y preparatorias para que compartan con los alumnos parte
de su obra creativa. No obstante la gratuidad del evento, estas
instituciones participan casi a fuerza, pues no ponen ni siquiera el
transporte interno de los invitados, ya no digamos el agua o algún
bocadillo, y eso que hablamos de instituciones privadas como la
Universidad Loyola o la Americana.
El
caso patético es la Universidad Autónoma de Guerrero. Aparte de que no
aporta ni un centavo al Encuentro, ni siquiera el transporte para los
autores que van a leer a las escuelas, todavía al acto de inauguración
se presenta el mediocre rector Arrizón para decir una sarta de idioteces
propias de alguien absolutamente dañado de la mente. Motivado por su
propia incapacidad mental, dijo ante escritores, muchos de ellos con más
de dos premios nacionales, casi todos con licenciaturas en letras por
la UNAM y casi todos publicados por editoriales de prestigio, que ahí
les “dejo algunos libros de José Agustín para que se los rifen y sirvan
para que aprendan a escribir”. Insulto mayor no pudo venir de la boca de
alguien que está al frente de una Universidad pública. Pero la cosa no
acaba ahí. Luego dijo que “la Universidad de Veracruz tiene un acervo
editorial muy grande (cosa que todos sabemos) donde hay grandes
escritores y que sería bueno que aquí en Guerrero el gobierno estatal,
el municipal y la UAG reeditaran”. De verdad que da lástima tanta
bobería de este rector. Sólo alguien con un nivel intelectual rayando en
la taradez crónica se le puede perdonar que diga estas cosas. En lugar
de andar promocionando el acervo editorial de la UV, este hombrecito
debería preocuparse porque la Universidad de Guerrero tuviera sus
propias colecciones. Ese es el rector de la única universidad del país
que no cuenta ni siquiera con una revista propia para difundir lo que
hace.
Pero
aún hay más. A la vileza de la secretaria de la Juventud y a las
bobadas del rector de la UAG, se suma el desfachatado y cínico actuar
del regidor presidente de la comisión de Cultura del Cabildo de
Acapulco, Ramiro Solorio, que sin ningún empaño también se presentó a la
inauguración del Encuentro y no hizo ni el más mínimo amago por
respaldar a los jóvenes que estaban denunciando la falta de apoyo
cultural. Solorio, al igual que todos los demás regidores, se clavan el
dinero que se destina para apoyo social. Desde que asumió como regidor
ha venido inventando comprobaciones de supuestas ayudas culturales que
nunca ha hecho para quedarse con el dinero de la gestoría. La actitud
de este sujeto es tan despreciable que se autoimprimió un cuadernillo
con pensamientos y notas que hizo en su adolescencia y que distribuye
como libro de poemas, además de otro cuadernillo que tituló Cómo ser regidor.
Ambas publicaciones las usó para comprobar más de cien mil pesos que
recibe para gestoría, y lo peor es que los idiotas de la Auditoría del
estado se lo creen o están coludidos.
La
manera de actuar mezquina e imbécil de la clase política de Guerrero
con respecto a los apoyos al arte y la cultura queda por demás explicado
en este artículo. Ante decenas de escritores de distintos estados del
país, el gobierno de Guerrero quedó exhibido en su miseria por una
funcionaria que se fue de paseo al Oriente en representación del
gobernador y le valió madre cumplir con sus responsabilidades. Y luego
se quejan de por qué los critican.
LA CONTRA.
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