Manlio Fabio Beltrones ha sido desde un principio uno de los aspirantes a ser candidato a la presidencia de la República por parte de su partido, el Revolucionario Institucional, sin descartar que tiene frente a sí a un aspirante con mayores posibilidades que es Enrique Peña Nieto. Y el tema no es menor pues se pensaba que el PRI transitaría en esta ocasión sin mayores obstáculos para proponer a un candidato de unidad. Pero la realidad nos dice otra cosa. Enrique Peña Nieto desde su posición como gobernador del estado de México, construyó su imagen como un gobernante eficaz, eficiente, serio, pragmático y cercano a la gente. Los costos de la construcción de esta imagen a nivel nacional son hasta ahora desconocidos pero se puede hablar de miles de millones de pesos gastados que salieron de las arcas del gobierno mexiquense. Pero al final de cuentas, lo que cuenta son los resultados y al término de su mandato—el pasado 15 de Septiembre—propios y extraños le brindaron no solo una calurosa despedida sino un reconocimiento sin paragón. Eso lo colocó, cuando menos en esos días, en los cuernos de la luna y su imagen se agrandó tanto como lo aceptó el mandatario entrante que al final de cuentas será el pagano de los excesos cometidos.
Mientras tanto, Manlio Fabio Beltrones, desde su
posición como coordinador de los senadores del PRI, ha mantenido una presión
constante respecto a lo que debe ser la nueva forma de elegir candidato a la
presidencia de la República dentro de su partido. Ha planteado, sin tener
respuesta al respecto, que primero se debería discutir entre los priistas el
proyecto de nación que desean conducir en caso de obtener el triunfo electoral
en las elecciones federales del próximo mes de julio del 2012 y después pasar a
realizar las auscultaciones para elegir en forma amplia y transparente a quien
será el abanderado, no sin antes haberse realizado sendos debates entre los
aspirantes a la candidatura. El senador Beltrones sabe lo que dice y sabe
porqué lo dice. Conoce a los hombres del poder y conoce a los prohombres del
PRI y a sus bases. No desconoce las fortalezas y debilidades de quienes podrían
ser sus contrincantes en esta búsqueda de la candidatura presidencial y por
ello hace lo que hace y dice lo que dice. Y no solo se ha quedado cruzado de
brazos en esto de la disputa por la candidatura presidencial priista, sino que
ha seguido picando piedra y ha vuelto a las andanzas para proponer que el
próximo gobierno de la República sea de coalición para que así se puedan
realizar los trabajos legislativos necesarios para darle un nuevo rostro y
viabilidad de país emergente y progresista--que tanta falta le hace—. Sin
embargo habría que ver si la propuesta es todavía atendible por el legislativo
o es demasiado tarde para hacer las reformas necesarias a fin de que se pueda
implementar un gobierno de coalición dentro de la legalidad y no se quiera
integrar solo en base a la buena voluntad del nuevo gobernante.
Y mientras Manlio Fabio hace todo lo posible por
estar presente en los medios de comunicación y dentro de la opinión pública, el
ahora ex gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto tendrá que cambiar su
estrategia de comunicación para competirle al senador, dado que hoy los
reflectores estarán ausentes al no tener un encargo público y sin haberse
pronunciado abiertamente por su deseo de competir dentro del PRI por la
candidatura presidencial. Veremos de que está hecho Peña Nieto, a quienes sus
compinches dicen que es producto de la publicidad y de su disciplina como
miembro del mítico grupo Atlacomulco. Su principal debilidad es la falta de un
discurso natural y elocuente y de una proclividad por la ortodoxia priista que
lo coloca dentro de la órbita de lo tradicional y conservador.
Hoy día, Enrique Peña Nieto es el personaje que
mayor votación obtendría en caso de levantarse una elección por la presidencia
de la República. Su competidor, Manlio Fabio Beltrones le queda lejano, pero aún
así, sería el senador un candidato priista que podría triunfar sin mayores
problemas en la elección del 2012. Los márgenes de votos serían abultados con
Peña y menores con Manlio. Pero el caso es de que los dos presidenciables del
PRI podría dar buenos resultados, por lo tanto, se podría decir que la elección
dentro del PRI será bastante complicada, compleja, competida y quizá
confrontada que al final del día, el resultado sería de que el PRI saliese
dividido o simplemente fracturado.
Ya lo dijeron los dirigentes priistas de que el
candidato presidencial será postulado hasta el mes de Febrero del 2012. Luego
entonces , faltan más de tres meses para que se hagan los arreglos para que
salgan unidos. Manlio Fabio ha dicho y repetido que no dará su brazo a torcer.
Enrique Peña Nieto no ha dicho ni si ni no. Por cuestiones de lógica elemental,
se puede colegir que los dos aspirantes tendrán que enfrentarse en una forma u
otra para que los priistas y los no priistas conozcamos de que están hechos
estos aspirantes y si son idóneos para poder asumir un cargo de una gran
responsabilidad como la que ahora representa la presidencia de la República.
Enrique Peña Nieto, no hizo el gobierno
triunfador que se difunde. Muchos
analistas lo ubican dentro de una posición regular sin caer en lo malo
pero tampoco lo ubican como excelente. Por lo tanto, la balanza no está cargada
a su favor para colocarlo como un político con visión de estadista. En tanto, Manlio Fabio es un
hombre avezado y de gran experiencia. Su paso por el gobierno estatal de su
natal Sonora, como dentro de los puestos de gobierno federal que ha tenido lo
ubican como un personaje de diálogo pero de mano dura. Su discurso ha cambiado para
bien y sus formas de realizar alianzas lo catapultan como operador nato y de
resultados. Sin embargo sigue siendo uno de los hombres del parque jurásico
priista que se debe tocar con cuidado para no obtener como respuesta un
coletazo. Bien podríamos terminar diciendo que en el PRI los dos candidatos no
dan para mucho, ni siquiera para renovar la esperanza entre los mexicanos de
que en México las cosas van a cambiar para bien.
Y esto podríamos trasladarlo a los demás
partidos políticos y a sus aspirantes a la presidencia de la República. Ya
están ahí, puestos para empezar la contienda una vez que el árbitro (IFE) se
los marque. Ahí tenemos a los panistas: Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota o
Ernesto Cordero o a los del PRD: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard
Casaubón. Los demás partidos—PVEM, PT, PC, PANAL— harán el papel de comparsas o
digamos, aliados, lo cual desmerece la contienda electoral, pues debemos decir
que mucho dinero se les paga a estos partidos para no proponer candidaturas a
los puestos de elección popular. No
se puede decir mas que estos institutos políticos están incurriendo en un doble
fraude, tanto para quienes lo conforman
como para quienes le pagan sus dietas que reciben provenientes del erario
público.
Pero ateniéndonos a lo que tenemos, pues simple
y llanamente no podemos ver a los posibles candidatos a la presidencia de la
República como a los mandatarios del futuro que logren hacer los cambios
profundos que requiere la patria.
Lamentablemente, el discurso de López Obrador sobre los
cambios que realizaría si llegase a la presidencia de la República se ha
desgastado con el tiempo, lo cual no será un aliciente para que el electorado
que votará en julio próximo del 2012 lo haga por él, pues seguramente habrá
propuestas mas atractivas o atrevidas que puedan hacer palidecer las propuestas
del tabasqueño.
Hoy no es el 2000. Tampoco el año 2006. Estamos
a once años de la alternancia en el poder. No hemos visto los cambios que
demandamos, aunque sí se han tenido avances en el tránsito a la democracia con nuevas
instituciones creadas por los gobiernos panistas. Insuficientes, desde luego,
pero necesarias para los tiempos que nos han tocado vivir.
Habrá que ver en que queda la competencia
política dentro del PRI y veamos quién será su candidato.
El choque de trenes en el tricolor no está
descartado. Ahí está, en pie de lucha, Manlio Fabio. No entregará la plaza sin
obtener lo que desea.
Periodista y Analista Político*
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