Por
José F. V. Zepeda
La
cercanía anímica del pueblo con los soldados del Ejército Mexicano se ha
visto deteriorada desde diciembre del
2006, en que a todos esos valientes de uniforme verde los sacaron de sus
cuarteles y tareas institucionales, para emprender una guerra contra el
narcotráfico en que nunca se calculó el costo-beneficio, ni las probabilidades
de ganar esa contienda irregular y sucia…
Aproximadamente
50 mil muertos después, por los conflictos entre mafias y cárteles que se
disputan a sangre y fuego el predominio de rutas, plazas y regiones enteras,
las fuerzas armadas y las corporaciones policiacas también han sufrido la baja
de cientos de elementos en cumplimiento del deber; ahí no se vale llorar ni
reclamar, sino seguir alertas y dispuestos a rifársela
Lamentablemente
ese contacto forzado con el pueblo no ha sido lo mejor para una respetuosa y
amistosa relación entre mexicanos, ya que cuando los militares recorren y patrullan las calles y poblaciones
es en busca de delincuentes que pueden atacar el cualquier momento por
sorpresa, los reporteros se encuentran en medio con la obligación de informar
lo que acontece en las calles, aún cuando soldados, marinos y policías se
equivocan y ahí es donde se agrian las incipientes relaciones.
Marinos,
policías y soldados son poco
afectos a dejar entrar a sus cuarteles e
instalaciones a los “civiles”, no les gusta ser observados en su intimidad
profesional ni en su peligroso desempeño en las calles, por eso parecerían
estar todos ellos en contra de los que se ganan la vida con una camarita y
grabadora testimoniando los hechos y consiguiendo noticias, a ellos los someten y esculcan cuando quieren, al cabo andan armados y muchos
todavía encapuchados.
Han
sido tan intensos casi ya cinco años de
refuego y peligro, que ni las máximas autoridades militares ni civiles
han recapacitado en que faltan acciones de acercamiento y entendimiento entre
periodistas y elementos de las fuerzas armadas, desde rasos hasta jefazos de
uno y otro bando.
No
basta con que políticos y altos funcionarios compartan el pan y la sal
amenamente en reuniones muy cordiales, si se olvidan de los miembros de ambas
partes que se encuentran en las calles en los momentos de la acción y tienen
constantes fricciones y malos entendidos, por eso a veces las notas con
jiribilla o de mala leche tergiversando las cosas…
Cuando
el 17 de octubre pasado tomó posesión de la Comandancia de la IX Región Militar
con instalaciones en Cumbres de Llano largo, Acapulco, el General de División
Guillermo Moreno Serrano, acosado por algunos
reporteros que lo bombardearon
con preguntas capciosas simultáneas, tuvo que defenderse diciéndoles que “no
fueran perversos, que los militares no venían a matar sino a cumplir con las leyes combatiendo a la
delincuencia organizada y el narcotráfico”.
Ante
el acoso reporteril, les dijeron
que no fueran perversos; reacción conocida y soportada por seis años con el
anterior Gobernador Zeferino Torreblanca Galindo. El brazo derecho del
Gobernador Aguirre muy al pendiente con el General Guillermo Moreno Serrano
Así
las cosas, el gremio sigue en ascuas
respecto a si se quiere una relación
amable con la IX Región Militar o no, sin embargo ayer viernes al mediodía
trascendió que el Gobernador Angel Aguirre Rivero ya tuvo un buen acercamiento
con el general Guillermo Moreno Serrano junto con sus jefes y oficiales y el Secretario
General de Gobierno Humberto Salgado Gómez, que fue virtualmente “atracado” por
algunos reporteros al salir del Hotel Elcano, así como quieren algunos
periodistas que no los manden lejos y de malas los funcionarios civiles o
militares
La
visita a las instalaciones de Cumbres de Llano Largo, que fueran inauguradas
por el General Heriberto Salinas Altés en el periodo de José Francisco Ruiz
Massieu, fue igual para agradecer de parte del gobierno estatal el valioso
auxilio e intervención del Ejército, La Marina y la Policía Federal para lograr
hacer la limpieza de maleantes de toda laya, tan necesaria en Guerrero, donde
el hampa rebasó a las policías municipales, estatal y ministerial de la Procuraduría.
Gracias
al apoyo de todos esos elementos bien capacitados y disciplinados, Acapulco
está comenzando a levantarse y a superar
ese virtual “toque de queda” que paralizó la economía e inhibió la afluencia de turistas.
Este
fin de semana alargado del “puente revolucionario”, se echó la casa por la
ventana con el festival de Cine y el
espectáculo aéreo y en lo que muchos paisanos y residentes del puerto no han
atinado a darse cuenta plenamente, es que desde que llegó el General de
División Guillermo Moreno Serrano, los elementos en los patrullajes ya dan la
cara, no solamente los soldados, sino los marinos y los policías federales, así
la gente ya no les tiene tanto miedo…
A
ver cuando discurren intentar limar asperezas con la prensa de trinchera y
coordinar esfuerzos…
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