Un año más de su tránsito por la vía de la democracia y de las instituciones, de gozar los frutos derivados de un esquema político diferente al prevaleciente en 1910, el cual motivó a Francisco I. Madero a convocar a todos los ciudadanos de la República a tomar las armas para alcanzar sus objetivos.
Con el ideal de un México, mejor, el pueblo acudió al llamado y de manera firme, abierta y decidida se enfrascó en cruenta lucha, hasta alcanzar una democracia que ofreciera libertad política y desarrollo social.
Es así que, las Fuerzas Armadas se constituyeron con el propósito de defender los logros alcanzados.
Las Fuerzas Armadas de México, en sus componentes de Armada, Ejército y Fuerza Aérea, integramos las instituciones que tenemos, por objetivo primordial, la salvaguarda de la soberanía, considerándonos para trabajar hombro con hombro para que unidas conformemos el poder necesario, a fin de hacer frente a los retos en la construcción de un México cada vez mejor.
Inspirados en los nobles actos de nuestros antepasados, es pertinente reflexionar sobre lo vivido y el devenir. El movimiento armado de la Revolución quedó atrás, no así los valores cívicos y de unidad nacional que le dieron sustento, por lo que militares de aire, mar y tierra nos preparamos cada vez más para fortalecer nuestra capacidad de respuesta y alcanzar la contundencia necesaria para cumplir con las misiones encomendadas.
La Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea mexicanos han mantenido a lo largo de la historia una relación de respeto y apoyo mutuo. Ello favorece, en estos momentos, más que nunca, que estemos unidos para luchar contra el flagelo que amenaza la tranquilidad de los mexicanos.
Los actos violentos, provocados por la delincuencia, han desencadenado una diversidad de acciones, que conllevan a la unión de las fuerzas con un propósito estratégico. Ello, permite a la Nación contar con un poder que responda a las demandas de la sociedad.
Cada una de las Fuerzas Armadas se empeña en cumplir con la misión y las atribuciones encomendadas. El Ejército y la Fuerza Aérea, en la labor ineludible de defender el territorio mexicano, sus instituciones y los intereses del pueblo. La Armada de México, en mantenerse permanentemente como el primer escudo de defensa en las aguas nacionales. Pero unidos, como hermanos de armas, cuando es requerido, operan de manera coordinada, con respeto y cooperación, leales al honroso compromiso manifestado a nuestra Nación.
El espíritu de unión fraternal entre las Fuerzas Armadas se caracteriza por compartir un mismo esquema de educación y disciplina militar, bien común que ha logrado alcanzar una inquebrantable voluntad de servicio al pueblo que protegen. Porque estamos conscientes de que el poder, la fuerza, la razón y la unión nos fortalece frente a las amenazas que hoy y las que en el futuro atenten contra la sociedad mexicana.
Señor Presidente:
Quienes hemos ascendido, le damos las gracias por la distinción con la que nos honra; alcanzar una jerarquía más representa un estímulo y un compromiso para continuar nuestra labor con el mayor de los ímpetus.
De igual manera, quienes hoy reciben una condecoración en reconocimiento a su dedicación, esfuerzo y perseverancia, le hacen extensivo su agradecimiento por el apoyo e interés que desde los inicios de su Administración ha demostrado por las Fuerzas Armadas, por lo que, de manera conjunta, ascendidos y condecorados, le refrendamos nuestra vocación de servicio y de lealtad.
Como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Mexicanas, tenga la certeza que somos leales a su mandato. En todo momento, habremos de velar por los intereses más valiosos de la Nación.
Quienes integramos Ejército, Armada y Fuerza Área nacionales, en el marco de los festejos del aniversario de la Revolución, reiteramos ante usted y el pueblo mexicano nuestro compromiso de actuar siempre en apego a las leyes, con firmeza, lealtad y valor, con un solo fin: servir a México.
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