Crear
Ciudadanía Para
Por
Rodrigo Huerta Pegueros*
Los mexicanos no hemos tenido durante los últimos
seis años una temporada tranquila desde que el ex presidente Vicente Fox
Quesada inició sus operativos para combatir al crimen organizado y en
particular al narcotráfico, herencia que recibió y reforzó durante su
administración el actual presidente de la República., Felipe Calderón Hinojosa,
quien tiene a su haber una nada envidiable fama de haber propiciado la muerte
de poco más de 50 mil personas, entre las que se cuentan—en mayoría—los
implicados en organizaciones criminales y los que se denominan como daños colaterales.
Ha sido esta praxis gubernamental la que ha
prohijado que en todo el país los ciudadanos hayan decidido organizarse para
defenderse tanto de la criminalidad como de los abusos de poder policiaco y de
las mismas fuerzas armadas, las cuales han tenido que responder por sus
actuaciones ante instituciones defensoras de los derechos humanos a nivel
nacional e internacional.
Los argumentos esgrimidos desde el gobierno federal
para proseguir y radicalizar la lucha contra la criminalidad organizada, es que
los grupos al margen de la ley han tomado con fuerza y fuego territorios y han
obligado a los ciudadanos a pagar cuotas para no ser molestados en sus labores
o en las empresas—medianas, pequeñas o grandes—que dirigen.
Las extorsiones son después de los secuestros la
forma como el crimen organizado se allega recursos para continuar con sus
tareas delictivas ante el embate que han sufrido por parte de las fuerzas del
orden federal.
Esta situación ha llevado a los ciudadanos a tratar
de protegerse y de enfrentar el miedo y la incertidumbre que provoca parálisis
y freno en las actividades cotidianas que en tiempos normales se desarrollan en
todas y cada una de las comunidades, pueblos o ciudades del país.
Hace unos días escuchamos que el gobierno del estado
había convocado a un acuerdo por la paz, mismo que fue suscrito por algunas
personas y organizaciones afines, lo cual sin duda fue insuficiente para tener
la representatividad debida.
Ante esta situación, se convocó a la realización de
una serie de foros para que los ciudadanos hagan uso de la tribuna y expresen
las ideas y argumentos que puedan servir para conformar un plan idóneo que
pueda tratar de cambiar la situación social, política y de seguridad que hoy
vivimos en la entidad.
Pero como siempre sucede, estos foros, que debieron
ser masivamente anunciados y reforzados con publicidad en los medios masivos de
comunicación (radio, prensa y televisión e internet) no han tenido la difusión
y por lo mismo, la repercusión debida y podemos decir que la participación
ciudadana en estos eventos será mínima frente a las expectativas que pudieron
surgir cuando se propuso este mecanismo de inclusión social.
En el municipio de Acapulco, la semana pasada,
organizaciones civiles y de la clase empresarial y religiosa se constituyeron
en una asociación denominada ‘’Acapulco por la Paz", misma que pretende generar espacios de educación
por la paz.
No dudamos
ni por un instante que la pretensión de esta nueva organización tenga un propósito
positivo para coadyuvar a forjar una paz duradera, pero la propuesta no ha sido
aterrizada frente a los ojos de una ciudadanía que todavía vive entre la
incertidumbre y el miedo y otra parte que sigue siendo presa de los criminales
quienes le obligan a cubrir cuotas económicas para dejarla laborar u operar.
Lo que se
requiere hoy, es solo una idea, es crear ciudadanía comprometida, con valor
civil, con demandas puntuales, con señalamientos sobre los que son delincuentes
comunes y los que están dentro de las organizaciones criminales.
Se necesita
una ciudadanía que esté dispuesta a quitarles la máscara a las autoridades que
están inmiscuidas en actos delictivos, que no solo fomentan sino que protegen a
los delincuentes, a los representantes populares que son arietes de los capos y
que por lo mismo no han creado leyes que inhiban los delitos de cuello blanco y
los que tienen que ver con los plagios y las extorsiones.
Elevar las
penas contra estos delincuentes no ha sido tema de los legisladores de Guerrero.
Se han dedicado a mencionar cuestiones baladíes y no ha investigar, con los
recursos que tienen, sobre la forma como operan los grupos criminales en el
estado y cuáles son sus asideros en la entidad.
Esa
ciudadanía es la requerida, la que con valor civil se enfrente a los
delincuentes y a los esbozados en los gobiernos municipales y estatales y en el
mismísimo congreso y el poder judicial estatal.
Hay una máxima
que refiere que los funcionarios
públicos, los servidores, los gobernantes deberían de anteponer a la política
la moral, pues esta eleva los valores del ser humano y promueve que sus
actuaciones sean apegadas al derecho, a la verdad, a la justicia y por ende al
bien común.
Esperemos
que estas nuevas agrupaciones creadas para educar por la paz, construyan una
ciudadanía donde los valores morales supediten la actuación de los políticos en
funciones y particularmente de los gobernantes para que podamos arribar a un
estado de derecho, donde la corrupción y la impunidad no tenga ningún resquicio
y podamos recuperar la paz que se ha perdido gracias a los regímenes que no
cumplieron con su deber y responsabilidad histórica.
Periodista y Analista Político*
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