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Análisis    Andrés Manuel, precandidato...

Dagoberto Márquez
 

Fue una lucha sórdida, en cierta forma. Hubo polarización aunque al final la civilidad se impuso. Y no había de otra, si la Izquierda quería ir unida y fortalecida a la contienda del 2012 no había más, había que respetar la lógica y la dinámica en que transitaba todo. Y la civilidad se impuso porque Marcelo Ebrard reconoció que no es éste su momento, y Cuauhtémoc Cárdenas reconoció también que su momento ha pasado. Había obviamente grupos que exaltaban las cualidades de los tres pero la cordura imperó y, reconocida por Ebrard la ventaja de López Obrador, no quedó más que acordar y seguir, juntos, en la Izquierda, de cara a las elecciones que se anticipan más que competidas porque el PRI viene fuerte. Ahí mismo se hizo recientemente un acto de constricción. Me refiero a Manlio Fabio Beltrones y a Humberto Moreira lo cual será motivo de otra reflexión. El anuncio se hizo el 15 de noviembre, tal como se anticipó días antes. El método de auscultación fue la encuesta, un método no determinante si usted quiere verlo así pero un método con el cual los dos más importantes aspirantes estuvieron de acuerdo para no ir más lejos. El método pudo haber sido el análisis, la revisión de trayectorias, la comparación. Un ejercicio de revisión a puerta cerrada por el consejo político donde el ejercicio mismo del voto en una urna al final de la cita por parte de los consejeros pudo ser democrático, justo y preciso a la hora de la nominación. La elección interna, sólo abierta a los militantes de todo el país, pudo haber sido un buen método también. La elección abierta a la sociedad, aunque de suyo fuera de tono, pudo haberlo sido asimismo. La decisión la tenía el PRD. Sí, el partido político más grande la Izquierda en el país. La alianza entre el propio PRD y los demás partidos de Izquierda es cosa de sentido común, de lógica política, de buena fe incluso.

 

 

Pero de que hubo una cierta lucha sórdida la hubo, lo puede usted creer. Pero es normal. De lo más normal si nos atenemos a cómo son las cosas actualmente. Y es normal porque Andrés Manuel no convalidó la actitud de quienes en el pasado reciente denotaron cierto entreguismo, lo cual es natural. Un militante con la casaca bien puesta no puede validar lo que considera fuera de norma, anti-ético, aún tratándose de sólo cosas políticas y estatutarias aunque también profundas como lo es el asunto de la convicción. Recordemos que tras lo ocurrido en 2006 el PRD se polarizó, dividiéndose. Sí, en dos grandes bandos que, encontrados entre sí por la ambivalencia de unos, se anquilosó aunque nunca sea tarde para rectificar. Y el PRD, dividido como estaba, acordó. Mejor dicho, revisó y revisó hasta que acordó. Y lo hizo bien, prueba de ello es que la encuesta, aceptada por todos, dio un resultado. De esa forma, encuesta en mano, se hizo el anuncio con más sobriedad que espectacularidad. Y todos la aceptaron porque los dos más notorios aspirantes la aceptaron por igual. Dicha encuesta la realizó un par de firmas y sus resultados fueron dados a conocer. La muestra levantada constó de 6 mil entrevistas por lo que se informó. Según se entiende se hizo por todo el país, al azar, abriendo la consulta a toda la sociedad, sin menosprecio de estratos, sin distingo de militancia. Este opinante fue entrevistado y por lo tanto le consta la mecánica (metodología) en que consistió. En mi opinión, a la hora de ser entrevistado afirmé que es la corrupción el problema más grave del país. Dije que de la corrupción deriva la inseguridad pública, la crisis económica, el desempleo y todo lo demás. Las firmas entrevistadoras fueron dos, ya lo dijimos, pero lo que no habíamos dicho fue que las preguntas fueron interesantes en verdad. La cosa no era sencilla ni decir si sólo López Obrador o si sólo Ebrard. La cosa iba más allá en realidad. Temas (asuntos de preocupación), nombres de personas (aspirantes) y otras cosas como simpatía y grado de confianza hacia los aspirantes ante la eventual elección, formaron parte de la encuesta, de los elementos de la auscultación. Y había que identificarse para opinar. Me refiero a dar el nombre propio, a permitir la toma de nota de la dirección domiciliaria del entrevistado, a proporcionar el número telefónico de casa y cosas así. Un buen levantamiento para mi gusto aunque una muestra en realidad pequeña según mi opinión. Se trataba de ir perfilando a un candidato presidencial, recordémoslo.      

 

 

Y así fue como Andrés Manuel fue proclamado candidato del PRD. Y así fue como el propio PRD salió adelante en lo que parecía ser un brete sin igual. Y así fue como las diferencias, limadas las asperezas, quedaron atrás. El propio Jesús Ortega admitió que su candidato es Andrés Manuel. Lo hizo a ojos vistas, con claridad, por televisión. Y aquí vale la pena citar un dato más, uno para la -también- reflexión. Cuauhtémoc Cárdenas había dicho que no sería candidato, que no lo sería si no había condiciones. Se refería a las condiciones propicias para él. Se refería a las condiciones abrumadoras que le permitieran ir en pos de la Presidencia otra vez. Lo dijo semanas atrás y cumplió. Lo dijo estando fuera de México y cumplió. Estaba en Illinois si mal no recuerdo cuando en entrevista de prensa se le preguntó. Y cumplió. Nada de enturbiar el proceso, nada de descarrilar la proyección, sólo dio su palabra y cumplió. Y eso es bueno porque de esa forma contribuye a lo que será la plataforma de la Izquierda de cara a la ya próxima elección. Hay cosas que podrían quedarse en el tintero pero lo de verdad sobresaliente lo conocemos todos y no hay más que citar. La construcción de la candidatura de Andrés Manuel está en curso y lo deseable es que todo salga bien. Me refiero a que, ungidos candidatos los 3 que contenderán, se deje al libre arbitrio de la sociedad y su voto el asunto, y se respete el resultado que en julio próximo conoceremos bien a bien. Si otra cosa no sucede, por el PRI irá Enrique Peña Nieto aunque es un enigma aún quién irá por Acción Nacional. El PAN la tiene difícil porque Ernesto Cordero se ha movido mucho y bien y no quiere ceder, no a favor de Josefina Vásquez Mota ni a favor de Santiago Creel.

 

 

Estimado lector, Fina lectora, es obvio que la tersura no será el signo propio de la próxima elección pero es obvio también que las cosas, al menos en lo que toca a la elección presidencial, podrían ceñirse a la civilidad. Más nos vale realmente. Todo es cosa de que se entienda en los ámbitos del IFE y del gobierno federal. Hay mediciones, es cierto, pero las mediciones son sólo eso, mediciones y nada más. Sondeos que se hacen por diversos órganos que, con antelación en demasía en relación a la intención del voto, cambian y se modifican con el paso de los meses en relación con la fecha crucial. De esta manera, suceda -civilizadamente- lo que tenga que suceder, la elección presidencial será diferente al conjunto de lo que estará en juego en el verano de 2012 porque no es lo mismo votar para presidente que votar para senador, gobernadores, diputados, alcaldes y demás. No es lo mismo y todos lo deberíamos entender. Existe el voto unánime y en cascada pero existe el voto diferenciado también. Es decir, existe la conciencia política y la inconciencia a la hora de votar, es un hecho y es esa nuestra realidad. Y es verdad que en la ciudades y en los pueblos grandes podría haber similitud pero es verdad (también) que en los pueblos chicos y en toda el área rural las cosas no son así. Hay razones. El voto cautivo y la incidencia por el influjo en el manejo de los programas (de gobierno) da un resultado y sólo quien no conozca de actividades políticas y de injerencia lo puede desconocer. Por eso, a crear conciencia, normando su criterio porque la hora de la verdad se acerca ya. En vía de mientras Andrés Manuel López Obrador es un hombre esforzado y tal esfuerzo ha hecho posible la unidad del PRD, la unidad de la Izquierda si mira usted bien. Andrés Manuel es el único de los precandidatos que ha recorrido el país. Me refiero a que lo ha hecho palmo a palmo porque ha tenido tiempo -para hacerlo- y porque ése es su trabajo en materia de organización política y de organización social. Eso puede darle un resultado contundente a la hora de la elección. En síntesis, la Izquierda política de México tiene ya candidato aunque todo esto y por formalidades de la ley esté en proceso aún. Ese candidato es Andrés Manuel López Obrador, un hombre que como dijo Elena Poniatowska seis años atrás, no se tenía en materia de liderazgo en México desde la época de la Revolución.

   

 

Es todo.       

 

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