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LAS CARAS DEL INFORME DE AÑORVE II: LA INFRAESTRUCTURA DE ACAPULcogro

JULIO ZENON FLORES SALGADO

Decíamos en la entrega anterior que resulta difícil para el alcalde Manuel Añorve poder presumir obras en materia de agua potable y explicábamos que aúnque éstas se hicieron y hayan sido importantes, en la magnitud de las necesidades y carencias, terminaban por no lucir mucho, pues en la realidad las quejas por falta de agua potable en los hogares persistía, así como por la presencia de fugas tanto de aguas negras como de agua potable, pese a que comparadas con lo ocurrido en la administración anterior hoy las cosas fueran mucho mejor, luego de que el director de CAPAMA en el trienio pasado, el coyuquensen avecindado en Cuernavaca, Miguel Castro Salas, hasta resultó inhabilitado y perdió en los tribunales una diputación local que había ganado gracias a las dádivas que repartió con los recursos que saqueó de la paramunicipal.

Los datos duros sin embargo nos hablan de que en esta administración se pasó de estar en ceros el tratamiento a las aguas negras, a la puesta en funcionamiento casi todas ellas y en especial la de Aguas Blancas, que vino a resolver el problema histórico de la contaminación del mar en Playa Olvidada; la sustitución de la mitad de las bombas de líquido que dejaron infuncionales, el equipamiento de modernos vehículos para atender de inmediato fugas, que al menos en la costera Miguel Alemán se dejaron de ver y, otro hito histórico, la apertura de nuevas fuentes de abastecimiento, que si bien aún no están al cien por ciento en operación, aportarán unos 500 litros por segundo más y muy pronto se notarán en las llaves de los acapulqueños

En materia de obra pública, además del controvertido puente Bicentenario que vino a resolver eternos conflictos viales en la zona de la Estrella de Oro, y que tuvo una oposición importante de grupos que lo vieron desde el punto de vista político y no práctico para resolver un problema vial, además de ello, se repartieron más de 435 millones de pesos en casi un millar de obras, que al igual que con el agua potable no resultaron muy lucidoras porque no resuelven grandes problemas , sino pequeños, pero importantes en las zonas populares y para grupos específicos de ciudadanos, de jóvenes y de mujeres, que de otra manera no hubieran tenido un techo para su cancha o su escuelas, o el pavimento de su empinada cuesta, en colonias como la Coral o Renacimiento, donde se habilitaron canchas o bien en La Mira, donde se asignaron recursos para el Fortín Álvarez y hasta para la creación de una ludoteca.

Me llama la atención en este rubro la obra realizada en la avenida Cuauhtemoc, a la altura de la Estrella de Oro, para canalizar las aguas pluviales que año tras año formaban un hongo durante la época de lluvias e inundaban todo el sector. Esa es otra obra que pasará a la historia, pero que no veremos su utilidad hasta que vuelva a llover el próximo año, cuando el alcalde Añorve Baños, ya no esté al frente de la administración.

Los turisteros en cambio si aplaudieron la colocación de unas lucecitas en el piso de la costera, llamadas vieletas, que en la noche sirven para guiar a los automovilistas por la superficie de rodamiento, en especial a aquellos que vinieron a disfrutar del puerto y que es normal que se pasen de copas en las discotecas de la zona dorada.

Sin embargo, esas obras aún resultan insuficientes ante la enorme necesidad de modernizar esta ciudad envejecida y saqueada administración tras administración, porque si bien el doctor Añorvge invirtió, fue en las colonias populares y comunidades rurales, donde principalmente se sintieron beneficiados o bien en algunos tramos de la zona urbana, pero esta ciudad lo que requiere es un reencarpetamiento casi total, así como una sustitución casi completa de las tuberías del agua potable y esas son obras para las cuales el presupuesto municipal es apenas una parte insignificante y habrá que esperar a que un gobernador converja con un presidente de la República, que se hagan cargo de esa grande inversión que Acapulco necesita.


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