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Disfrutan su “miniAcapulco” en fuentes del Monumento a la Revolución

MEXICO, D.F., marzo 18 (EL UNIVERSAL).- Ya pasó media hora y en cualquier momento se activan las fuentes de la Plaza de la República; los jóvenes están listos para recibir los chorros de agua. Su mirada denota impaciencia.
La temperatura alcanza los 26 grados centígrados, son pasadas las 12:00 horas y es el primer día del fin de semana largo.
“No tenemos dinero para ir a otro lado, así que aquí es nuestro mini Acapulco”, dice Mariana Gómez, estudiante de secundaria, quien junto con sus amigos visitan el lugar por segunda ocasión.
Sin avisar, los chorros se activan, de inmediato se escuchan gritos de emoción y decenas de personas corren para refrescarse con el agua que sale a presión.
Grupos de amigos y niños se divierten, saltan, ríen y se toman fotos con la ropa mojada. Y una que otra “parejita” se besa mientras el agua los enfría.
Hay quienes se quitan la playera y los zapatos, gozan como niños; se les olvida por un instante la rutina y disfrutan como si nadie los observara, el único testigo es el Monumento a la Revolución.
En 1910 el entonces presidente Porfirio Díaz mandó a construir la sede del poder legislativo en este sitio al estilo Art Nouveau y Decó, sin embargo con la Revolución se detuvo la obra y durante el periodo del general Lázaro Cárdenas reiniciaron los trabajos de edificación.
Durante la segunda mitad del siglo XX, lo que ahora se conoce como el Monumento a la Revolución fue considerado un elefante blanco y el entorno se fue deteriorando, hasta que fue renovado y reinagurado el 20 de noviembre de 2010 por la administración de Marcelo Ebrard.
Se recuperó el espacio público, jóvenes y familias gozan del paisaje urbano; cada día y en especial los fines de semana es el escenario donde patinan y se refrescan.
Es un buen lugar para desestresarse y divertirse sin gastar demasiado dinero, comenta Israel Salazar González, comerciante y padre de familia.
Acompañado de su madre, esposa y dos hijos llegaron a medio día, específicamente a darse un “remojón” en las fuentes.
“Venimos a divertirnos, a pasarla bien un rato, es como nuestro balneario en Revolución o una playa, traemos botanita, agüita, y sin gastar, te diviertes de lo lindo y sanamente”, afirma.
Así como la familia Salazar, hay otras que hasta con los perros llegan a la Plaza de la República.
Después de que las fuentes se apagan se acuestan sobre la plancha de la plaza a secarse y esperar de nuevo 30 minutos para disfrutar los chorros de agua.
Aunque algunos consideran que este lugar es popular, Greta Herrera, quien viajó a Alemania el año pasado durante la primavera, cuenta que en un parque de Berlín, las personas se asolean con bikinis como si estuvieran en la playa.
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