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La moneda está en el aire

por Dagoberto Márquez
 
Luego del maremágnum propiciado por la campaña en sus diferentes niveles, la elección toca a nuestra puerta, adelantándonos un escenario de tensión sólo comparable con el que predomina cada 6 años tras la jornada más disputada electoralmente: la presidencial. Sí señor, un escenario complejo que, como está visto, al menos en los últimos tiempos, no augura nada bueno si nos atenemos a que grupos de interés luchan denodadamente para hacerse del poder o para no perderlo si hay que verlo así, sin que importe mayormente lo que suceda con las mayorías a nivel de lo nacional. Si nos atenemos también a que, si dichos grupos pierden, harán hasta lo imposible para conservar su poderío así sea haciendo fraude y corrompiendo, a gente de las instituciones, naturalmente, como suele suceder. El problema ahora es que, aún cuando todo indica que la Izquierda está a punto de volver a ganar la elección presidencial, como lo hizo en 2006, grupos muchos de por aquí y de por allá  protestarán como lo han hecho ya, por la sencilla razón de que, gente de nulos escrúpulos, se auto asignó la titularidad de un sinfín de candidaturas dejando a su paso enojo, malestar, odio y crispación. Me refiero a gente corrupta, o medio corrupta que no se explica uno cómo y por qué milita en dicha expresión si se supone que la Izquierda es, o debe ser, la reivindicación pura de la legalidad, la rectitud y la honestidad
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Pero vamos por partes porque si vemos el todo como si todo fuera igual, el asunto se torna confuso y tal cosa no es el propósito del análisis profesional. La elección del presente 2012 nos convoca a votar por presidente de la República, por senadores, por diputados federales, por alcaldes en diversas entidades así como por diputados locales en diversas entidades también si no estoy en un error. En algunos estados votarán incluso para elegir a su siguiente gobernador. Serán concurrentes para que me entienda usted. Al margen sin embargo de que existe una expresión que en relación a la elección presidencial tiene nulas posibilidades aunque no sea así en lo estrictamente local, son tres grandes expresiones las que disputan la Presidencia de la República y la mayoría legislativa en el Congreso, refiriéndonos por supuesto a la esfera federal. Las expresiones de que hablamos son la Derecha política, el Centro y, por supuesto, la Izquierda. Ahora bien, dado que la atención nacional se centra mayormente en la elección del próximo presidente y dado que un artículo y una opinión no puede abarcar todo, permítanos abordar en esta ocasión lo relativo a la elección presidencial sin menoscabo de que en una próxima abordemos lo demás, lo local, lo nuestro, lo que concierne a Guerrero. Aclarado lo anterior, lo que podemos decir es lo siguiente.      
 
Es claro, la jornada electoral será de alto dinamismo y la carrera por la presidencia se cerrará entre sólo dos expresiones, entre sólo dos candidatos. Estos son Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. La candidata Josefina Vásquez Mota tendrá muchos sufragios pero ni remotamente los suficientes como para entrar al cierre de la elección. En términos promedio, el padrón cuenta con un aproximado de 80 millones de electores según se ha dicho pero el grado de abstencionismo es un enigma hoy por hoy, como en cualquier otra ocasión. Más de 10 millones de jóvenes votarán por vez primera y un aproximado de más de 25 millones cuenta con un máximo de 30 años de edad. Sí, gente joven que junto con los indecisos podrían balancear la elección. Las encuestas son cosa aparte. Ha habido muchas pero estando las cosas como están no son confiables. A juicio de este opinante han sido manejadas para orientar la intención teórica del voto y nada más. No reflejan la realidad en mi opinión. Y el asunto es analítico, no vaya usted a pensar que se trata de hablar por hablar. Después me explico si usted quiere dado que el espacio periodístico obliga a ser sucinto y ni modo, no se puede más.
 
Estimado lector, Fina lectora, no conviene engañarnos, la época que vivimos obliga a ser juiciosos so pena de irnos de bruces con la comisión de errores y a mi juicio no es por ahí. Los medios periodísticos por la vía de sus reporteros han revelado cosas que definitivamente hay que considerar. Me refiero a los medios escritos porque los televisivos no son confiables en la actualidad. Los intereses son muchos, esa es la premisa, la cuestión. En resumidas cuentas, tanto López Obrador como Peña Nieto llevan años en campaña por decirlo así pero sus proyectos no coinciden, son contrapuestos si se examina bien. Uno plantea el cambio con rumbo para el bien de las mayorías y el otro no. De acuerdo con información examinada, Andrés Manuel lleva de 5 a 6 años yendo al encuentro con la gente municipio por municipio y podría decirse que comunidad por comunidad. Enrique por su lado ha sido depositario de la confianza de las dos principales cadenas de televisión, mismas que por el mismo lapso de tiempo y tal vez por más, le han llevado a donde está, incluida la cobertura endulzada que tiene a todo México sabido de quién es él. Sin embargo, más allá de todo lo que en promedio sabemos, existen cosas que poco a poco se han ido revelando como los contratos de publicidad audiovisual para por un lado magnificar a uno y por el otro para denostar, al oponente, para golpear. La realidad es que López Obrador es el personaje más citado en los medios en los últimos tiempos pero la cita de que hablamos es disímbola y diríase que la negativa a su persona es la que predominó en prensa escrita, radio y televisión. Tal cosa es indicativa de cómo los grupos de interés le tienen fuerte animadversión. Esto ha permeado en la sociedad, en la opinión.  
 
Pero este primero de julio la elección presidencial nos revelará cómo la sociedad y el pueblo mismo, sufragarán. La jornada electoral será en sí misma la mejor encuesta, el mejor sondeo de opinión a nivel de lo nacional. El resultado, si no hay fraude que lamentar, será el que indique cómo y por qué el país se dirigirá. cómo se hará los siguientes 6 años, lo cual, nos guste o no, nos conducirá a una nueva etapa donde las cosas cambiarán para bien general, o donde habrá enfrentamiento, desconfianza e involución política y social. Gobierne quien gobierne, lo que es claro también es que el problema es muy grande porque lo hemos permitido al no votar con madurez. Sucedió en el año dos mil y de ahí para acá la historia es cual es. El IFE, entidad ciudadana en términos de que no es ya el gobierno el que lo maneja desde que las reformas fueron impulsadas años atrás, tiene ahora una grave y muy grande responsabilidad. Una de dos, o se abstiene de jugarnos chueco y permite que la elección se dé y concluya de forma natural e imparcial, o se complica la existencia ayudando bajo el agua a quien no tiene por qué ayudar. Mientras tanto, los ciudadanos comunes como usted o como yo, albergamos la confianza en que, debido a todas las presiones, el árbitro electoral podría conducirse con honestidad y así, gane quien gane, a lo legal, un nuevo gobierno impulsará para bien o para mal.
 
La moneda está en el aire pues y, por lo tanto, a punto de caer.
 
Vayamos a votar. 
 
Que gane el que la mayoría decida, y que gane y que gobierne bien.
 
¿Le parece?
 
Es todo.


 
Voy con las alas tensas y refrenando el vuelo...
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