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Universidad del Estado de GuerreroJuan López

Crear instituciones que solucionen urgencias estudiantiles y necesidades sociales. Fundar espacios académicos que sean de utilidad pública y, constituir organismos que detonen la sana competencia universitaria, esta es la motivación ulterior de la Universidad del Estado de Guerrero.
Nada es más pernicioso para la sociedad que el callejón sin salida de los monopolios. Cualquiera que sea la índole de éste: económico, religioso, de comunicación, político, educativo, familiar. (El apellido Figueroa es un lastre).
El país vive una etapa de situaciones resbaladizas. No sabemos hasta dónde aguantarán las instituciones, antes de reventarse por tanto problema que se les acumulan. Las elecciones no resultaron como los más optimistas mexicanos lo hubiésemos querido. Un complejo litigio de acusaciones borda la decisión del tribunal que calificará al presidente electo.
En lo económico no hay crecimiento. Salvo la piratería, sustento de la informalidad, que sigue disparada, el resto de la producción no genera empleos ni recicla el desarrollo.
La juventud se identifica en el #Yo Soy 132, no en los institutos y secretarías que el gobierno tiene para atraer a los muchachos.
Nos convencen de que muchos espacios creados para ellos, no los procuran, ni los liberan de sus identidades vocacionales.
La violencia que todos los días asesina, desaparece, secuestra y decapita, es una máquina inhumana de movimiento perpetuo.
Escasean las oportunidades y se multiplican las demandas de estudio, salud y trabajo. Una nueva generación díscola toca con coraje las puertas oficiales, para que éstas se abran y se inscriban en la Universidad. Son los que sueñan con una profesión y un destino que los vuelva útiles ciudadanos.
El narcotráfico es el fantasma que recorre la república. Capital sin rostro. Duna pantanosa, marrullera, que atrapa con sigilo y sin remordimiento a multitudes baldías de jóvenes sin conciencia.
Estas son las condiciones actuales de la sobrevivencia. Así, ¿podemos aún darnos el lujo de sostener monopolios en la educación pública superior sin exponernos a cancelar la paz social y lo poco que aún nos queda de orden constitucional?
Hace muchos años que estudiar una carrera universitaria en el Estado se ha convertido en un desierto de alimañas, sed y fatigas. La corrupción tiene en la academia los índices más mugrosos del negocio disfrazado de inscripción, cuotas, pases, calificaciones,
extorsiones descaradas y compra-venta de toda clase de estímulo y recompensas. ¡Qué mercado. qué prostitución!
Una cáfila de ex rectores, dueños de ínsulas, "aviadores", diputados, funcionarios, que sangran con asiduidad la piñata en que han convertido el presupuesto universitario. Y no hay en esta ralea, excepciones que honren algún apellido: todos están cortados con la misma tijera.
Aves de la misma pluma, tienen el mismo vuelo.
En el peor de los escenarios, surge una noticia que recompensa y alienta. El gobernador Ángel Aguirre Rivero decide la creación de la nueva Universidad del Estado de Guerrero.
Establecimiento moderno, auspiciado por el poder político, para satisfacer el interés público. Recinto para los jóvenes rechazados, como advertencia de que en Guerrero ningún estudiante habrá de quedarse sin la oportunidad de ingresar a una Alma Mater.
Nunca más el deprimente escenario de los estudiantes en huelga de hambre en las plazas públicas, tratando de condoler a un ruin y sátrapa, que ostenta la titularidad de rector de un recinto puerco, pútrido, corrompido, vil, sin prestigio ni caletre.
La competencia es la apertura moral de una democracia. Expone nuevas fórmulas didácticas. Es enseñanza y obligación. Instaura la renovación generacional. Crea el derecho a escoger de entre dos o más oportunidades. Fomenta el espíritu de superación y obliga a los holgazanes a despertar de sus perezas retrógradas.
La creación de la nueva Universidad del Estado de Guerrero la recibimos con entusiasmo y la apoyamos en toda su dimensión
geográfica y humana, reconociendo en Ángel Aguirre Rivero un acierto que trascenderá las generaciones de su tiempo.

PD: "Una sola farmacia en un pueblo, es monopolio": Luis Pazos.



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