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RECHAZA IGLESIA DE ACAPULCO, CREMACIÓN E CADÁVERES

miércoles, 25 de julio de 2012

PROBLEMAS ECOLOGICOS EN ACAPULCO RELACIONADOS CON LA PRACTICA CADA VEZ MAS FRECUENTE DE LA CREMACION



PROBLEMAS ECOLOGICOS EN ACAPULCO RELACIONADOS CON LA PRACTICA CADA VEZ MAS FRECUENTE DE LA CREMACION
Pbro. Lic. Juan Carlos Flores Rivas.

Queremos aprovechar que recientemente, la Iglesia Católica ha expresado su parecer en torno al tema relativo a la CREMACION. Ahora, proponemos alternativas al esparcimiento incontrolado de cenizas. En Acapulco, el Comité para la Restauración de la Reina de los Mares A. C. que presido, ha dado varias alertas –incluso en la prensa nacional e internacional- en torno al abuso que pretende constituir en un CEMENTERIO CLANDESTINO el Islote de la Yerbabuena, santuario natural de la santísima Virgen de Guadalupe, Reina de los Mares y sus alrededores. Problema en el que confluye la indolencia de las autoridades federales marítimas y sanitarias, así como la poca conciencia de los prestadores de servicios que permiten que muchas personas arrojen en el lecho marino las cenizas de sus deudos, con todo y caja, lo que provoca una gran contaminación visual, y ecológica.

Esparcir o depositar las cenizas de seres queridos fallecidos en lugares evocadores con un especial encanto o significado, se ha venido convirtiendo en un problema ecológico. A las cenizas, lesivas cuando se esparcen sobre ciertos suelos, se suman las urnas, flores o velas con las que los deudos rinden los últimos homenajes a sus muertos. Y en el caso del Islote de la Yerbabuena, los GRAFITEROS, que atentan contra las rocas del entorno ecológico. Son varios los países que ya han prohibido esta práctica en determinadas zonas, y muchas las normativas locales que prevén la habilitación de espacios específicos para este fin en los propios cementerios.
Ya la Iglesia Católica ha expresado tajantemente:
Ø Que la Iglesia Católica no acepta la inhumación de cadáveres, solo la TOLERA. Recomienda a sus fieles, que conserven la piadosa práctica de la inhumación. Incluso, si una persona pública y manifiestamente opta por la cremación, con la intención de expresar su rechazo a la fe que proclama “la resurrección de la carne”, se le debe impedir cristianas exequias.
Ø Que a pesar de que las personas opten por esa opción, NADA JUSTIFICA LA PERMENANCIA DE LAS CENIZAS en lugares inadecuados, como la casa de los deudos, ni mucho menos su traslado constante de un lugar a otro, ni siquiera para “llevarlos a Misa”.
Ø ES CONTRA LA PIEDAD CRISTIANA esparcir las cenizas de un difunto, ni siquiera llevados a lugares con motivos “romanticos”, o “poéticos”.
Ø Todo fiel cristiano que opta por la cremación ESTA OBLIGADO a colocar las cenizas de sus deudos en lugar SANTO, como es un cementerio, y un lugar dedicado a CRIPTAS, ex profeso.
Aunque la inhumación sigue siendo el sistema de enterramiento más frecuente, la incineración va ganando puesto, y esto, parece deberse al menor coste económico“relativo” que conlleva (lo que es una falsedad, porque a esto hay que agregarle el costo de una cripta), a la menor exigencia de espacio para el depósito de los restos y también en buena medida, a que las cenizas resultantes pueden ser esparcidas o depositadas no sólo en los cementerios, sino en lugares diversos.

Descansar en el mar: La idea evocadora de esparcir las cenizas sobre el mar podría no causar grandes desatinos, no así la NECEDAD de depositar la urna completa mar adentro. A la capacidad contaminante de las cenizas se une el hecho de que las urnas suelen estar hechas con materiales resistentes y difíciles de eliminar. A esas urnas se suman las muestras de recuerdo al fallecido, generalmente flores o velas, en los lugares en los que en su momento se depositaron las cenizas, lo que, con frecuencia, incrementa la cantidad de residuos en espacios que precisan protección, tanto en el mar como en sus riberas. Esto obligaría a la intervención de las autoridades, para el uso de materiales biodegradables; urnas que se disuelven en el agua del mar en menos de una semana.
La Iglesia llama a católicos a no esparcir cenizas, que se respete el entorno ecológico, y sobre todo la dimensión de la fe, que exige inhumar el cadáver de todo fiel cristiano, pues esto va concorde respecto a las exequias de los fieles difuntos, la práctica contraria se constituye en una especie de neopaganismo y no es aceptable para la Iglesia católica.

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