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Acuerdos y Compromisos; la Nueva Agenda Presidencial

Por Rodrigo Huerta Pegueros*
Enrique Peña Nieto se convirtió en presidente de la República de facto a la medianoche del pasado primero de Diciembre al recibir de manos del presidente saliente. Felipe Calderón Hinojosa, el mando de las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad pública federales.
El acto del Congreso de la Unión fue más que nada simbólico y se convirtiópese a todos los augurios y amenazasen un verdadero día de campo para el nuevo mandatario quien reinstaló el Día del Presidente al tener sobre él todos los reflectores para enviar el mensaje nítido y directo a los mexicanos sobre los propósitos que tiene para gobernar al país durante los próximos seis años para lo cual delineó trece compromisos y decenas de acuerdos en los que se sustentará la nueva agenda presidencial.
Tras dos sexenios panistasVicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosaen donde los usos y costumbres del poder presidencial fueron trastocados, el recién estrenado presidente priista logró hacer de su arranque todo un acontecimiento político al enumerar en su primer discurso en Palacio Nacional sus principales ejes de su gobierno en donde dio cuenta de la sensibilidad política con la que cuenta y reflejar en estos compromisos todo el bagaje de demandas y aspiraciones del pueblo mexicano.
Solo para aquellos que no quieren ver mas allá de su propia nariz, podrían negar que las propuestas que hizo Peña Nieto no son un reflejo de los reclamos de una sociedad agraviada que quiere y aspira a ser mejor, vivir mejor, tener mayores oportunidades, servicios públicos de primera, una justicia que acompañe y no agreda al individuo, una seguridad social universal que ha sido por muchos años pospuesta y una infinidad de obras de infraestructura necesarias para darle al país un cambio en su imagen y a sus habitantes mejores formas de movilidad, sin olvidar los mas sentidos programas que tienen que ver con el ser humano, con el sujeto marginado, sin empleo y olvidado. A todos, el nuevo mandatario les ofreció trabajar para que tengan alimento en la mesa, empleos y oportunidades para elevar su nivel de vida.
También en la agenda presidencial incluyó el combate a la corrupción, a la impunidad y a los malos servidores públicos, particularmente los que tienen que ver con la educación pública de México.
Pero para que estas propuestas puedan realizarse, el nuevo presidente de México advirtió que primero se tienen que hacer los ajustes necesarios para que el país vuelva a vivir en paz, sin el temor o la incertidumbre de ser presa fácil de la delincuencia común u organizada.
Anunció una serie de cambios en la estrategia de seguridad pública al enviar al Congreso de la Unión la iniciativa para reformar la administración pública federal y darle un nuevo cariz y un nuevo sentido a la Secretaría de Gobernación a fin de que vuela a ser la dependencia en donde se tienen que resolver los conflictos de orden de seguridad interna y externa a la vez de ser el enlace natural entre las diversas fuerzas y organizaciones políticas oficiales y no gubernamentales.
La asunción al poder de Enrique Peña Nieto se dio entre protestas y la pompa, como dirían algunos observadores del New York Times, mismos que han calificado los anuncios como radicales pues señalan que pretende no solo grandes cambios sino que también monumentales gastos los cuales no serán posibles si no se logra imponer primero la paz social, aminorar la violencia e impulsar la prosperidad y el crecimiento económico que de cómo resultado la disminución de la desigualdad social que hoy priva en más del 60 por ciento de la población nacional.
El presidente Peña recibió desde las primeras horas del primero de Diciembre la lealtad de las fuerzas armadas de México en sendos eventos realizados en las sedes de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y en la Armada de México (SEMAR), no sin antes haberse difundido la toma de posesión del titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Chong.
Los usos y costumbres del PRI regresaron por sus fueros.
Y para coronar su triunfo electoral, el presidente Peña afirmó que ''este es el momento de México''. ¿Qué quiso decir?
Queremos creerle al presidente que esto así va a ser. Pero por lo pronto solo daremos el beneficio de la duda.
Hay mucho por hacer, hay mucho que acordar, muchos frenos que quitar y muchos obstáculos que derribar.
A unas horas de asumir su cargo, el presidente del PRI fue recibido en calles del Distrito Federal y algunas entidades del país con gritos y sombrerazos, aunque lo ocurrido en el DF es verdaderamente condenable y lamentable por las víctimas que resultaron de esos hechos violentos, pero también por la agresión que sufrieron monumentos históricos nacionales como el Hemiciclo a Juárez en la remodelada Alameda de la ciudad de México.
Aún así, el presidente Peña logró cuando menos convencer a los dirigentes nacionales de los partidos del PRD y PAN para firmar una serie de acuerdos que van de la mano con los compromisos anunciados en su toma de posesión.
Este logro es verdaderamente inusitado, pero su desempeño y su viabilidad están por verse, particularmente cuando existen voces dentro y fuera del PRD que están contra dicha firma estampada por su dirigente nacional a quien acusan de no tener el valor político intrínseco del respaldo mayoritario o del grueso de militantes y dirigentes perredistas (entre ellos los el estado de Guerrero).
No han transcurrido ni setenta y dos horas de la toma de posesión del nuevo presiente de la República cuando se tiene un titipuchal de acuerdos y compromisos que están ya siendo parte fundamental de la nueva agenda presidencial.

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