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Esa estirpe sangrienta (e ignorante) de los Figueroa

SIMON dice

Simón Blanco

Un diputado local lo menos que debe mostrar al pueblo, al que representa por el papel que ocupa en el Congreso, es mesura y conocimiento de causa. Un diputado que habla sin saber lo que dice o que habla de mala fe se convierte en un payaso que nos recuerda que a veces el pueblo se equivoca al elegir a sus representantes.

Ese parece ser el caso de Rubén Figueroa Smutny, flamante diputado local plurinominal por el PRI, que ha lanzado ataques a los ex alcaldes de Chilpancingo y de Acapulco con bolas de humo sin sustento que, sin embargo, causan revuelo por la importancia del personaje al que va dirigido el fogonazo y por su propio carácter de junior de una estirpe caciciquil marcada por la sangre de opositores mandados a desaparecer o a asesinar, primero por el abuelo Figueroa Figueroa, en cuyo sexenio cientos de universitarios guerrerenses y campesinos costeños desaparecieron en el más negro episodio de guerra sucia no esclarecido hasta hoy (el mas valioso testigo, Mario Arturo Acosta Chaparro, fue mandado a asesinar a dos días de formada la Comisión de la Verdad y el principal acusador, Octaviano Santiago, muriò al poco tiempo por enfermedad) y luego por el papá, Figueroa Alcocer, en cuyo sexenio fueron asesinados 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas, por pretender manifestarse en Atoyac.

Los ataques lanzados ahora pueden tener la intención de atraer reflectores hacia quien como cachorro imberbe trata de meterse a la política de altos vuelos, más allá de ser el beneficiario del apellido criminal, pero con peso político en el PRI, pero eso es una mera suposición. Lo que si es seguro es que o es ignorante (en su caso mal asesorado si es que no es él quien realmente escribe en su muro del Facebook) o simplemente miente porque tiene ese cinismo como Figueroa que es.

En el caso de Héctor Astudillo ya se aclaró que el ex alcalde se negó a pedir el coche que el junior quería que el gobernador les regalara a los diputados locales del PRI y que por eso lo acusó del delito de pedir al gobernador recursos para ayudar a Chilpancingo.

En el caso reciente del ataque lanzado a Manuel Añorve, habla de que "regrese" "2 mil millones a Acapulco". Como ignorante Figueroa Smutny no tendría porqué saber que la cantidad mencionada por el alcalde de Acapulco Luis Walton (que varía entre 500, mil 500 y 2 mil millones de pesos) se refiere a "deudas heredadas" es decir, cantidades obtenidas en préstamos o en obras para solventar gastos de operación u obras del ayuntamiento, sobre lo cual una investigación que la Auditoría Superior de la Federación podría especificar si estuvo bien o mal contraída como deuda. Pero se trata de deuda no de dinero "robado" o trasladado de las cuentas públicas a las cuentas personales, por lo cual resulta estúpido pedir que "devuelva lo que se llevó". Los alcaldes actuales también se estan endeudado y no significa que se estén robando el dineroa, sino que lo que reciben de presupuesto es insuficiente para las necesidades del municipio. ?Capici?

O sea el tigrillo ignora la diferencia entre deuda y robo. Si uno le debe al banco no quiere decir que le robó, sólo que no le ha pagado.

El propio Luis Walton (experimentado abogado) ha solicitado una investigación que en su caso dirá si alguna parte de esa deuda fue usada en lo particular y sólo en ese caso, se tendrá que obligar al ex alcalde a devolverla, pero hoy sólo se habla de una deuda, que el ayuntamiento actual o el que sigue tendrán que pagar, como el actual gobierno estatal tuvo que afrontar las deudas que dejó el anterior gobernador Zeferino Torreblanca, y éste las deudas de René Juárez y aquel las de Ángel Aguirre (en su periodo de interino) y Aguirre las deudas que le haya dejado Figueroa Alcocer.

Su padre Figueroa Alcocer en vez de salir a defenderlo debe mandarlo a la escuela a aprender un poco de economía política y de administración pública y enseñarlo a quedarse callado para no ser tan obvio en su ignorancia.

Claro que también es posible que sí lo supiera y que únicamente busque provocar, en espera de una respuesta que tenga presto para sacar las armas y derramar la sangre, propio en la estirpe de los Figueroa. Lejos de toda mesura y conocimiento de causa.


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