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* LA HORA DE MIGUEL ANGEL MANCERA

* Por: Esteban Valdeolivar S.

Con fama de funcionario efectivo y un carisma sereno que convocaba simpatías más allá de la izquierda, Miguel Ángel Mancera ganó las elecciones de jefe de gobierno del Distrito Federal en julio pasado. La capital es territorio de la izquierda desde 1997, sin embargo es el primer alcalde no militante del Partido de la Revolución Democrática.

Cuando Mancera asumió el poder nadie entendió qué tipo de alcalde se proponía ser.
Hoy se puede decir que su arranque de gobierno se extravió en al menos tres procesos.

1) Desde el primer minuto tuvo que lidiar con un escándalo por la "represión de inocentes", detenidos en medio de una violenta manifestación el 1 de diciembre.
En sus últimas horas en el cargo, Ebrard fue rebasado por una protesta donde vándalos que al no ser contenidos provocaron destrozos, al tiempo de que los antimotines capitalinos arremetían contra un centenar de personas que resultaron "chivos expiatorios". La operación en ese caso de Mancera fue lerda, a la defensiva, desatendiendo la evidencia que circulaba en las redes sociales, donde los videos de los abusos eran demoledores.

2) Envuelto en la polémica por ese operativo que él no provocó pero tardó en desactivar, Mancera asumió el poder con un discurso que nadie ha logrado aún descifrar: qué exactamente se propone hacer con la ciudad que heredó. El contraste con la personalidad de Ebrard, que en ocasiones llegó a hacer declaraciones que rayaban en lo despectivo, no pudo ser mayor.

Y, 3) Tampoco pudo ser mayor el contraste entre un arranque de gobierno como el del Presidente Enrique Peña Nieto, que hizo gala de operación política al presentar el Pacto por México, frente a un gobernante bisoño, que nunca había tenido un cargo de elección popular, que no dominaba las sutilezas de las ceremonias del poder.

Con ese bajo perfil ha navegado hasta ahora Mancera en sus primeros seis meses de gobierno. En enero su gobierno anunció la "detención" de decenas de perros en el populoso barrio de Iztapalapa (los canes fueron acusados de asesinar a cinco personas). Lo mismo le prestó al Ejército el Zócalo capitalino para una exposición de armas -cuando la izquierda ha criticado el modelo belicista de combate al narco--, que viajó a Roma para la asunción del papa Francisco, precisamente él, representante de un Gobierno que ha sido duramente atacado por la Iglesia católica de la Ciudad de México.

Hoy Mancera enfrenta un grave caso que podría definir su gobierno. El domingo pasado 11 jóvenes del popular barrio de Tepito "desaparecieron". Todo es misterio y contradicciones, en estos días precisamente lo que hizo famoso a Mancera: su actuar diligente y su puntualidad al informar.

Lo peor que le podría pasar a Mancera es que sus gobernados extrañen al fiscal que solían tener al tiempo que constatan que no ganaron un jefe de gobierno a la altura de la idea que se habían formado de sí mismos, autoengañados o no, los chilangos: la noción de que la capital era diferente al resto del país, azotado por violencia y mojigatería. La hora de Mancera ha llegado.

* En Guerrero, un hecho similar- valga las proporciones-sucedió el jueves pasado entre Paso Morelos en la Autopista del Sol e Iguala con la "desaparición" de 8 dirigentes sociales del Partido de la Revolución Democrática, desconociendose  su paradero.
Por declaraciones  del Secretario General de Gobierno, Florentino Cruz Ramírez, se sabe que el sábado se localizó en la comunidad de Metlapa, a poco minutos de la ciudad de Iguala, el vehículo en que viajaban.

Al igual que Mancera, el Gobernador Ángel Aguirre enfrenta una nueva encrucijada, cuando no acaba de salir de una situación de inseguridad muy delicada que se presentó en varios municipios de la región de la zona norte del estado.

Pero, como siempre, usted tiene la mejor opinión.



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