Desde varios kilómetros antes de
llegar a Chichihualco, las fuerzas armadas cuentan con
retenes, donde revisan a todo vehículo que pasa se acerca al
municipio; el primer filtró está en la comunidad de El
Palmar, donde los automóviles, camionetas, urvan´s y hasta
autobuses son detenidos y checados minuciosamente, además de
maletas, e inclusive a las personas, quienes, aunque
molestas, pero acceden a ser verificados y a ser
entrevistados.
Los soldados preguntan, ¿de dónde
vienen?, ¿hacia dónde van? ¿para qué van allá? Y luego pedir
identificaciones, verifican todo y hasta entonces permiten
que la gente continúe su camino.
Unos kilómetros adelante está la
comunidad de Atlixtac, donde, de igual manera, hay un retén
militar de ambos carriles, con sus señalamientos en rojo y
soldados de los dos lados, por lo que unos hacen el alto a
los vehículos y otros revisan se encargan de revisarlos y
hacerles las preguntas antes señaladas a todos los
tripulantes, ya sea de urvan´s del servicio público como a
personas con vehículos particulares y hasta hombres a
caballo o en burro son revisados minuciosamente.
Uno filtro militar más se ubica a la
entrada de la comunidad conocida como El Carrizal, de igual
manera todo lo que pasa por ahí es revisado a detalle y
nadie se salva, no hay de que unos sí y otros no, todo lo
que va o viene de Chichihualco es revisado a conciencia,
posiblemente n busca de armas o de algunas personas en
especial, pero el caso es que la zona está llena de soldados
del Ejército Mexicano, cosa que produce un ambiente de mucha
tensión entre los habitantes y comerciantes de la zona.
El último retén está justo a la
entrada de Chichihualto y cabe destacar que es el más
numeroso y espectacular, dado que hay el doble de soldados
que en los otros filtros militares, además de varias
camionetas y hummers, equipos de alta frecuencia y radios de
telecomunicaciones, a través de los cuales todo el tiempo
están intercambiando información entre retén y retén, así
como en módulos ubicados cerca del lugar del enfrentamiento,
conocido como La Mina.
En Chichihualco, la gente habla
solamente de dos cosas, el enfrentamiento entre militares y
gente de la delincuencia organizada y de sus festividades
que darán inicio la próxima semana, motivo por el cual,
aseguran, existe mucha incertidumbre y tensión por el hecho
de saber que tanto pudiera influir, o no, la presencia de
cientos de elementos del Ejército Mexicano durante sus
festejos.
El camino hacia La Mina, lugar del
enfrentamiento, trayectoria que es aproximadamente de tres
kilómetros, está convertido en una verdadera zona militar,
ya que hay caros de las fuerzas armadas por todos lados,
realizan rondines constantes por las calles del municipio,
caminos rurales y hasta las veredas, el camino de terracería
cruza inclusive por un pequeño río y absolutamente está
invadido de soldados, quienes todo el tiempo están alertas,
preguntan de todo y desconfían de todos, hasta de la prensa.
Una vez en el lugar del
enfrentamiento, tapizado de unidades del Ejército Mexicano,
dos helicópteros sobre volando toda la zona y muchos
soldados a pie revisando todo lo que se mueve, nos
permitieron tomar algunas gráficas del lugar, donde aún hay
algunas gorras, ropa y chamarras abandonadas, así como
residuos de comida y huellas del enfrentamiento, así como
manchas de sangre y hasta guantes de latex.
De
regreso a Chichihualco por el camino de terracería, se
pudieron apreciar varias cuadrillas de soldados, quienes
a pie, revisaban toda la zona, metro por metro, entre
los arbustos, los cerros y las cuevas que hay por ahí,
como buscando a alguien o algo en especial, mientras que
al despedirnos, uno de los comandantes nos informó que
se cree que algunos de los delincuentes que
sobrevivieron al enfrentamiento están ocultos por ahí y
a eso se debe que toda la zona esté acordonada porque
tienen la misión de encontrarlos a como de lugar (ANG)
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