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Relaciones íntimas en el Ayuntamiento de Acapulco

Trasfondo

Por JULIO ZENON FLORES SALGADO
El año perdido en el nulo ejercicio de la gobernanza del ayuntamiento de Acapulco, que tomó el poder el 1 de octubre del año pasado, se explica no solamente, como lo dirían los politólogos en cualquier análisis, por el aislamiento propio de un gobierno del partido Movimiento Ciudadano, cuya actividad en los meses previo a la asunción de esta responsabilidad, lo convirtieron en un serio enemigo del sistema, y eso incluye no sólo al gobierno federal, que no reconocieron, sino al estatal, que se supone sería su aliado, al ser del PRD, partido éste último que se allanó a lo que se denomina “oposición leal”, para no decir que fue cooptado por los priistas.
Y decimos que no sólo obedece a ese aislamiento, que le hace cada vez más difícil bajar recursos de las instancias federales, que por antonomasia le tratan de obstaculizar el trámite por ser un partido aguerridamente opositor, porque en el ejercicio de la gobernanza también cuentan las habilidades personales y las relaciones sociales, en lo cual hasta la fecha se han mostrado muy escasos los funcionarios municipales de la actual administración y ni siquiera les ha valido el tener en Desarrollo Social a uno de los taimados hermanos Monreal Ávila, que se supone debía rendir algunos frutos a través de Ricardo, quien pese a militar en las izquierdas, ha construido una truculenta relación de mutua utilización, con un poderoso grupo de priistas, que tiene sus dominios en varias de las dependencias federales.
Pero más allá de esos dos elementos, que sería motivo de un análisis desde el punto de vista del ejercicio de la política, hay otro elemento mucho más inmediato y terrenal para explicar la falta de eficacia del ayuntamiento de Acapulco y se trata del asilamiento de los cuadros políticos y profesionales del actual gobierno municipal, en su relación con el resto de los funcionarios y empleados que ya venían de la anterior administración y a quienes calificaron erróneamente (o diría mejor, descalificaron) de añorvistas, es decir, aliados de su odiado “coco” político, el actual vicecoordinador de la fracción priista de los diputados federales, Manuel Añorve Baños, pues la mayoría de esos trabajadores vienen de otras administraciones atrás.
Al descalificar a los trabajadores que ya formaban parte de la burocracia municipal y que no podían despedir, pues para ello se requería de un millonario recursos del que carece la administración, lo que hicieron los brillantes nuevos funcionarios, fue conformarse en una especie de células internas por dependencia, en una tendencia enfermiza a creer que sólo podían confiar en ellos mismos, en sus propias fuerzas y cuadros, que aunque leales o aunque fueran eficaces, resultaban ser pocos ante el tamaño de la problemática de una ciudad de un millón de habitantes más otro millón de visitantes en temporada turística.
Los trabajadores que ya venían de anteriores administraciones en su mayoría trabajaron con el ex alcalde Alberto López Rosas, lo hicieron con el hoy director de La Jornada Félix Salgado Macedonio y rindieron su mejor esfuerzo con el priista Añorve Baños; ellos son, han sido, institucionales, lo que les preocupó siempre es mantener el empleo, el ingreso que cobran cada quincena, pero para los nuevos funcionarios de Movimiento Ciudadano se convirtieron sino en enemigos, si en indignos de confianza.
Así se demostró de manera contundente en el paso de la tragedia de la tormenta tropical Manuel, pues mientras los empleados esperaban ser llamados por sus jefes a desempeñar labores de apoyo a la ciudadanía, sólo pudieron observar por las rendijas, como los de Movimiento Ciudadano, armaban hasta la madrugada las bolsas de despensa o preparaban otro tipo de apoyos; ellos solos, en sus oficinas, encerrados, cansados, mientras a su alrededor, miles de brazos de dispuestos trabajadores, que no formaban parte de Movimiento Ciudadano, esperaban en silencio el llamado a ayudar.
De esa manera ha creado una especie de muro de Berlín entre los de Movimiento Ciudadano y los demás. Los primeros no recurren a los segundos por desconfianza y los segundos, sólo se dedican a ver pasar los días y decir al final del año: “al menos podemos celebrar que aún tenemos empleo”, porque logros del gobierno, ninguno y si lo hubiera, no sería considerado de los trabajadores, sino sólo y únicamente de los de MC.

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