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La búsqueda se traslada a cañadas y basureros


Jorge Monroy / Enviado de El Economista

 
 
El primer día de operativo federal desde el viernes en Iguala transcurrió sin resultados.
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Iguala, Gro. Una parvada de zopilotes inquieta. De un convoy bajan militares, marinos, ministeriales y policías federales que buscan a todavía 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos. “¡Era un perro muerto!”, grita un agente. El bloque de búsqueda regresa al convoy y siguen el recorrido entre matorrales, veredas y baldíos de las cinco colonias rojas de este municipio en búsqueda de los normalistas. Vivos los quieren, pero ya han pasado cinco días y ni rastro...
Un día después del llamado del presidente Enrique Peña Nieto para que el gobierno de Guerrero asuma su responsabilidad por la agresión de policías municipales de Iguala contra los normalistas, el procurador guerrerense Iñaky Blanco ordenó el operativo que integran unos 170 elementos del Ejército, la Marina, Policía Federal, Policía Estatal y Ministerial. También vienen nueve padres de las familias de los jóvenes desaparecidos, personal de la Comisión Nacional de Derechos Humanos y organizaciones civiles. El operativo lo encabeza el agente del Ministerio Público local, Elmer Rosas Asunción, y el almirante comandante de la Policía Ministerial, Salomón Velmar.
El primer punto es la colonia Pueblo Viejo. Ahí una parvada de zopilotes extrañó, pero sólo revoloteaban sobre un costal de basura. Luego emprenden camino hacia Los Chocolines. Ahí hay puros bares en medio de matorrales, pero otra parvada de zopilotes inquieta, aunque sólo es un perro muerto sobre el que merodean.
“¿A dónde vamos ahora?”, le pregunta alguien al almirante Velmar. “Estamos en las colonias con antecedentes de que vienen a tirar cuerpos”, nos dice. Un silencio y miradas perdidas. La búsqueda tiene que seguir...
Una vereda conduce hacia la colonia Genaro Vázquez, donde la pobreza no se esconde. Los niños aplauden a los militares. Los adultos nerviosos, “¿qué van a hacer aquí?”. Los federales y ministeriales buscan en los terrenos baldíos, en las cañadas, entre matorrales, en el cerro... y nada.
El almirante Salomón Velmar escuchó por ahí una versión sobre quienes levantaron a los estudiantes: “Llévatelos al sol”. Y para allá vamos. A esa colonia que se llama Sol Azteca, también foco rojo. Entre los pasos de los federales y ministeriales, se escucha un narcocorrido: “Al llegar aquel crucero/ tenían el paso bloqueado / Antonio activó el turbo / y el chino un juguete herrero / nadie sabe de la troca / sólo seis muertos dejaron”.
La búsqueda sigue igual, entre brechas, afuera de bodegas sospechosas, de caminos sinuosos, entre casas de lámina y madera.
“Hay que preguntarle a los policías (de Iguala) que se los llevaron”, vociferan por ahí. Pero de los 22 municipales detenidos, sólo uno de ellos indicó haber visto 10 detenidos en el patio de su comandancia, a “los cuales se llevaron otros elementos de la corporación, de quienes se desconoce sus nombres, a bordo de dos patrullas”.
Dicen los ministeriales que los 22 policías municipales detenidos en Iguala no querían ser trasladados a Acapulco, porque ahí estaban los del Cártel Independiente de Acapulco (CIDA). Es conocido que en Iguala opera el cártel Guerreros Unidos.
Por eso, el bloque de búsqueda de militares, marinos, federales y municipales, acompañados por padres de familia, entra a donde se vea sospechoso, donde no haya nada, más que maleza, donde se vea solo, lúgubre...
La labor de búsqueda también ya pasó por otras colonias rojas, como La Barrancas, Guadalupe y Las Parotas. Nada en ninguna. Sin rastro de ellos, aún. “Queremos hallarlos con vida, es el objetivo, vivos o muertos, pero los padres están esperanzados de que los encontraran con vida”, dice Manuel Olivares, de la Red Guerrerense de Defensa de Derechos Humanos.
La lluvia y la noche están casi encima. Por ahora, nada. El almirante Salomón Velmar abandona el bloque de búsqueda, porque va tras otra misión que le encomendó el gobernador Ángel Aguirre: “Detener a los responsables de esto”.
Se giró orden de presentación contra el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y quien era su secretario de Seguridad, Felipe Flores.

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