TRASFONDO
JULIO ZENON
FLORES
La expresión
del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, de que dejaría el cargo si la
mayoría del pueblo se lo pidiera es interesante, pero desde el punto de vista
legal y político carece de legitimidad.
Para irse hay
caminos legales y caminos que le acortan la salida, ese no es el asunto de
fondo. La cuestión de fondo es su ética política, su forma personal y de grupo
(con su corriente el IPG y su partido el PRD) de asumir la justicia en torno a
la matanza de los jóvenes estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, así
como de los tres que murieron en el camión en que se transportaba el equipo de
futbol de tercera división Los Avispones.
Nadie puede
decir que él hubiera dado la orden de asesinarlos, como tampoco la dio cuando
el 12 de diciembre de 2012 policías (federales, estatales y ministeriales, no
está claro), asesinaron a otros dos normalistas de la misma escuela. Nadie lo
puede señalar, de haber disparado personalmente, luego entonces no es un
asesino. Nadie lo pude señalar, hasta ahora, de ser cómplice o de mantener
vínculos con los grupos criminales que se dice están detrás del asesinato
múltiple. Y digo “se dice”, porque esa es la versión del procurador, pero,
siendo como es, empleado del gobernador y habiendo, como lo hizo, dejado
escapar al alcalde Iguala el día que pidió licencia, simplemente no es fácil
creerle. Por tanto, el gobernador tampoco sería autor intelectual del
asesinato.
¿Y entonces,
porqué carajos debiera dejar el gobierno? ¿Por qué, él mismo dice estar
dispuesto a dejarlo si es que la mayoría se lo pide, poniendo así su suerte en
manos del populacho, es decir, de la gente informada o desinformada, del estado
de ánimo de la población?
Apuesto a que
si se hace una consulta en este momento, la mayoría opinaría que debe irse. En
los juicios populares no importa la razón, ni los argumentos legales, importa
el estado de ánimo y, eso, es muy manipulable.
¿Por qué se
arriesga así el gobernador? ¿Será que se siente muy seguro de su popularidad o
de sus asesores de imagen y manejadores de situaciones de crisis?
Personalmente
creo que es él mismo, Ángel Aguirre, quien debiera tomar la decisión. O quizás
él y el PRD, por lo que significaría en el futuro político de ambos.
Un elemento
que si debiera tomarse en consideración, cualquiera que sea lo que Aguirre
resuelva, es que el alcalde, ahora señalado por sus vínculos con grupos
criminales, era del grupo cercano del gobernador, que no pudieron ignorar sus
pasos y que había, hubo, hace tiempo señalamientos muy directos contra el edil.
Que lo dejaron operar políticamente en Iguala, hasta el grado de pretender
poner a su esposa como próxima alcaldesa de Iguala. No hacía política de ese
tipo, sin el aval del gobernador.
Otro elemento
para tomar decisiones, es que el PRD hoy puede defender al gobernador Aguirre,
como en su momento protegieron la permanencia en el cargo del alcalde igualteco
pese a los señalamientos por el asesinato de su camarada del partido Arturo
Hernández Cardona, lo pueden proteger, en el ánimo de no perder a un
gobernador, pero lo que no podrán si actúan así contra el sentir popular, es
volver a ganar en el 2015, porque el PRD habrá perdido toda credibilidad.
Así, la opción
para Carlos Navarrete es proteger a un gobernador, para perder la gubernatura o
bien, perder a Aguirre, poniendo a un buen operador perredista en su lugar,
para salvar al PRD y volver a ganar en el 2015.
¿No cree
usted?
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