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ALGUNOS ERRORES DE COMUNICACIÓN, NO SON DE COMUNICACIÓN

La pifia cometida por Luis Walton al decir, según el diario Novedades Acapulco y más tarde confirmado por el área de Comunicación Social del municipio de Acapulco, al decir que esperaba encontrar vivos a los 43 estudiantes que perdieron la vida, no fue la única ayer en medios de comunicación, ni el primer edil es único que hace cosas equivocadas en materia de comunicación.
Ayer mismo, el gobernador sustituto Rogelio Ortega Martínez, cometió también un error al subir a su página de Facebook, que había acudido al pueblito de donde es originaria su madre y se puso a hablar de ella, como si fuera un asunto de estado.
El presidente Enrique Peña Nieto también cometió un error en esa materia ayer, al salir, con semblante de enojado, a la televisión a decir que su esposa Angélica Rivera, sería quien daría las explicaciones de su casa de 7 millones de dolares.
En los tres casos, lo que parece ser el denominador común es que los políticos en el poder, alcalde, gobernador y presidente de la República, se creen que saben de todo e ignoran a sus áreas especializadas en Comunicación Social.
No es que sean tontos, es que el poder los obnubila.
En realidad son pocas las áreas de Comunicación de los gobernantes, a todos los niveles, que asumen realmente el control de la comunicación y donde lo han hecho han sido muy exitosos.
A decir verdad, a los directores de comunicación social se les convierte, la mayoría de las veces, en personas de compañía, en una especie de secretarios privados, a los que llegan al grado de cargar con el bolso, cuando los jefes son mujeres, o el portafolios, o con los regalos y oficios que reciben en las giras y, cuando mejor les va, en publirrelacionistas, a los que dan cierto presupuesto para que "operen" (compren, corrompan, coopten, chayoteen, tronconeen) a la prensa de todos los tamaños..
Es que los gobernantes no han dado la importancia debida a sus áreas de comunicación y eso ha llegado a ser tan grave que les ha costado hasta el puesto y de eso hay muchos ejemplos.
En el caso de Walton ha manejado muy mal el caso de los normalistas que luchan por encontrar a sus compañeros desaparecidos y seguramente si consultara con un experto, le habría dicho que no hable del tema en entrevistas banqueteras, que no caiga en provocaciones y que opte por usar redes sociales para fijar su postura, a través de sus especialistas que tiene contratados. De esa manera se hubiera evitado la atroz exhibida que le dio el diario de mayor tirada en Acapulco y que trascendió a buena parte del país.
Igual Ortega Martínez, de haber consultado y no manejar de modo independiente su Facebook, seguramente el director de Comunicación le habría advertido que es erróneo hablar de sus actividades familiares, o de sus amores maternos, cuando el estado está en vilo por la ausencia de 43 jóvenes y cuando los familiares de éstos esperan una noticia de sus seres queridos.
En el caso de Peña Nieto, su actitud de marido mandón rompe el estereotipo de hombre generoso e impulsor de la equidad de género que su gobierno venía impulsando.
Con loo que pasó, Walton quedó como tonto, Ortega como frívolo y Peña como machista.
Seguiremos tratando los errores de comunicación política.

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