Juan
López
México es una república que institucionalizó
desde hace un siglo la protección al ejercicio de la libertad de expresión.
Quizá una de las constituciones más completas y tutelares en esta materia sea
la de nuestro país. Los Artículos 6º y 7º, de la Carta Magna establecen con
claridad las garantías individuales que protegen el pensar, el decir y el
escribir lo que uno crea y quiera.
Entonces por qué un diputado, Napoleón
Astudillo convoca a un foro, en el que habrá de pulsarse la aprobación de que a
los periodistas en Guerrero se les respeten sus derechos, se les consideren sus
privilegios profesionales, sus fuentes sean secretas y rija en el Estado una
especie de tutela jurídica para que el ejercicio periodístico esté cabalmente
protegido.
La ociosidad de Napoleón no le permite saber
que su ocurrencia legislativa está vigente en la nación desde hace ya muchos
ayeres. ¿Por qué no legisla sobre la voracidad de las Casas de Empeño que
practican un agio criminal contra las clases más pobres? ¿Por qué no prohíbe
las “cooperaciones voluntarias” en las escuelas públicas? ¿Por qué no crea una
tabla de salarios máximos para que la clase política deje de saquear el erario
público? ¿Por qué no legisla contra las prerrogativas económicas de los
partidos políticos que son una verdadera expoliación al pueblo?
Tantas omisiones, lagunas e irregularidades
jurídicas que hay en Guerrero y el Señor Diputado Astudillo regando sobre
mojado.
Comprobar que “legisladores” de este caletre
integran el Poder Legislativo de Guerrero es una verdadera frustración civil.
Por otra parte la verdadera misión del
escribiente es afrontar siempre con valor, el sacrificio a que lo expone el
riesgo de su oficio. Un periodista que no está dispuesto a cosechar el amargo
fruto de sus críticas, no merece practicar el majestuoso ejercicio profesional
del periodismo.
PD: “Ni un crítico tiene una estatua”:
Romain Rolland
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