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La sucesión presidencial.

Análisis

por Dagoberto Márquez

Vista desde diversos ángulos, la sucesión en México despierta interés en propios y extraños, local e internacionalmente, por muchas razones. Un asunto que es así desde hace ya muchos años, desde que el otrora partido hegemónico empezó a abrirse políticamente hasta perder por ello la primera magistratura. Algo irónico en cierta forma pero así es la democracia, la incidencia del voto y el avance de las fuerzas políticas en la evolución de las lides electorales.
    Estimado lector, Fina lectora, aunque reivindica la herencia sociopolítica de la Revolución Mexicana, hecho que de alguna forma se sostuvo hasta el mandato comprendido de 1976 a 1982 del siglo XX, el Partido Revolucionario Institucional perdió la elección presidencial en el año dos mil. Antes, en 1989, el PRI perdió la primer gubernatura (Baja California Norte) y fue con Acción Nacional, el partido con el que inició la entrega de tan privilegiadas posiciones.
A fin de ubicar referencias nodales, el período de 1982 a 1988 debe verse -por su parte- como el de la transición a un régimen más abierto donde las fuerzas políticas crecieron en función del movimiento de masas. Así, dejando atrás una época donde la invencibilidad del PRI era asediada sólo por Acción Nacional en parte, el régimen de Miguel de la Madrid abrió las posibilidades para que la Izquierda política de México avanzara, organizándose ésta aunque a esas alturas sus estructuras y liderazgos carecieran de fuerza.
Evidentemente hay quienes juzgan que el propio De la Madrid cerró los espacios de participación, ante lo cual, cierta gente de valía al interior del PRI rompió con el gobierno y con el propio partido, iniciándose una época donde las fuerzas políticas se delinearon en fuerzas definitivas de Derecha, de Centro y de Izquierda, para formar así un espectro que nos llevó a la confrontación ideológica sostenida hasta este día. 
Ahora bien, la Izquierda política de México se asume desde hace décadas pero es sólo hasta el acto generoso de Heberto Castillo en 1989 cuando dicha expresión inicia su participación
 con fuerza verdadera. Heberto fue quien hizo posible que el antiguo partido político conocido como PMS cediera su registro y diera vida al ahora partido conocido como PRD. Poco antes Heberto declinó en sus aspiraciones presidenciales en aras de la unificación de la Izquierda durante la campaña política de 1988.
Hoy en día la elección presidencial 2012 está en curso y, aún dadas las maniobras para informar, desinformar o confundir incluso, las 3 principales fuerzas políticas de que hablamos se mueven para llevar a su lado la mayor cantidad de simpatizantes y de votos posibles, trabajando para ello como lo han hecho en los últimos tiempos. Es decir, con estilos que son característicos de cada una y que, cual sellos de cada expresión, imprimen frente al potencial electorado un dinamismo y una vorágine que va desde la movilización de la gente y las acusaciones mutuas, al cierre de mítines entre miles de simpatizantes.
 Lógicamente, hay alianzas. Las hay porque, a diferencia de otros países, en México hay muchos partidos políticos aunque sólo 3 de ellos son considerados como partidos 'grandes'. En ese orden de cosas el PRI va en alianza con el partido Verde Ecologista, el PAN va solo en apariencia mientras el PRD encabeza a la Izquierda en la cual se incluye al Partido del Trabajo y al ahora llamado Movimiento Ciudadano, partido que antes era conocido como Convergencia.
Pero. ¿Qué ocurre en este momento a todo ese respecto?. Para quienes nos leen aquí en México y para quienes lo hacen desde fuera, la respuesta es la siguiente. La elección constitucional será el primer domingo de julio por lo que la campaña ya ha iniciado. El partido que representa al Centro político lleva como candidato a Enrique Peña Nieto, la Derecha política a Josefina Vásquez Mota y la Izquierda a Andrés Manuel López Obrador. Una de estas personas encabezará al gobierno de México a partir de diciembre. Hay un cuarto candidato pero el mismo se mueve marginalmente, sin incidencia alguna.
Pero las cosas no serán sencillas. Una campaña supone un amplio esfuerzo y la batalla (electoral) por la Presidencia de la República obliga a prácticamente todo. Esto es, movimiento, animosidad, enjundia, agresividad verbal, mítines, alegría, júbilo, roces, exceso, dispendio y descalificaciones y resulta imposible el obligar a nadie a lo contrario.
   Vista en términos estrictos, la campaña presidencial por la sucesión próxima se encuentra de la siguiente forma. El PRI es acusado de derroche y de deshonesto pero mucha gente considera que sus cuadros son los que mejor garantizan la conducción del gobierno. De alguna manera se le ubica como el partido político con más experiencia y tal cosa influye en la toma de decisiones de la gente. Esto se refiere a la gente a la hora de emitir el voto. El PRI conserva una buena posición territorial y la mayoría de las gubernaturas, y su bastión en áreas rurales es muy importante. El PRI, ayudado por las dos cadenas de televisión más poderosas del país, se ha reposicionado, haciendo las televisoras su propia campaña a favor de dicho candidato aunque tal ejercicio es camuflado desde hace tiempo.
  Acción Nacional por su parte ha sido un partido tradicionalmente fuerte en el norte del país así como en algunas otras regiones como el Bajío y el Occidente. El PAN, como se le conoce por sus siglas, es un partido casi tan antiguo como el PRI pero sus postulados son distintos. Acción Nacional -a nivel federal- gobierna a México desde diciembre del año dos mil pero su programa no ha sido bien aceptado, no por la mayoría. Por eso y debido a constantes errores en la conducción de su campaña, se considera que no podrá refrendar el ejercicio del poder de cara al corto plazo y, lo que es peor, podría ser estigmatizado por la enorme cantidad de bajas en la considerada "guerra contra el narcotráfico". Al PAN se le tacha también de deshonesto aunque se sepa que en el pasado tuvo políticos limpios como Efraín González Morfín y Manuel Clouthier por citar sólo dos casos.
 La expresión política conocida como 'La Izquierda' ha sido opositora desde siempre (aquí en México) pero es hasta hace no mucho que su fuerza tuvo la oportunidad de triunfo en lo relativo al gobierno. Fue en 1988 cuando, en la elección presidencial de entonces, su candidato Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano acotó la distancia sustantivamente en lo tocante al sufragio ante el triunfo cuestionado del entonces candidato priísta Carlos Salinas de Gortari. En aquél momento la candidatura de la Izquierda se asumió desde la unificación de partidos distintos a lo cual se denominó 'Frente Democrático Nacional'. Hoy en día la Izquierda política está más organizada aunque no del todo. Su sectarismo al interior de su principal partido ha complicado su avance no obstante su práctico triunfo de hace seis años. En 2006 el candidato de la Izquierda fue Andrés Manuel López Obrador, un político honesto del cual se ha dicho y escrito mucho dado su temperamento, su convicción y sus acciones.
       Estimado lector, Fina lectora, la campaña por la sucesión presidencial se desenvuelve en medio de ingratos momentos. México se encuentra enlutado por un excesivo número de muertos y todo esto deriva de una terrible violencia. México tiene problemas muy serios, ese es el punto. Algunos son de credibilidad, otros en relación a su mal manejada economía. Todo esto complica mucho el escenario. El esfuerzo que se ha hecho desde el gobierno no ha redundado en un equilibrio extendido para las masas ni en empleo suficiente, aunque paradójicamente se han alcanzado las reservas económicas más altas de la historia. México tiene otro problema, su petróleo se acaba. Los datos son inciertos (por lo clasificado de la información) pero es un hecho que si no se hace un buen manejo de las reservas (petroleras) podría haber colapso en algunos años. Todo esto está en el umbral de la campaña política del presente 2012 y en tal sentido debe haber estrategia. Buena estrategia, entrega, seriedad, sinceridad y ética.
Más allá de vicios del sistema, más allá de que grupo alguno trate de imponer su voluntad a las mayorías, quien proponga mejores soluciones será quien obtenga la mayoría de votos.
Es todo.
   

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