Gobierno federal hace a un lado a Walton por incapaz, pero el alcalde se promueve
por Jorge Romero Rendón
Funcionarios del gobierno federal consideran que el alcalde de
Acapulco, Luis Walton Aburto carece de la capacidad necesaria para
atender y encabezar las operaciones de atención a la población, luego de
los graves daños provocados por la tormenta tropical “Manuel”; de ahí
que ha sido echo a un lado en las reuniones de alto nivel y en las giras
del presidente Enrique Peña Nieto, a las que le invitan por cortesía
política pero sin reconocerle ningún rol de importancia. Desde
la primera gira de Peña Nieto, tanto los miembros del Estado Mayor
Presidencial como los operadores del gobierno federal trataron de
establecer una línea conjunta de trabajo para atender la emergencia en
conjunto con los gobiernos estatal y municipal, pero se encontraron con
un Walton sin oficio, pasivo y sin iniciativa, y a su equipo de trabajo
descoordinado, pasmado, sin planes concretos de contingencia.
De modo que desde las primeras reuniones operativas se hizo a un lado a
Walton y a su equipo –tal como destacó ayer la prensa nacional-, a
quienes empezaron a darles instrucciones para que solo trabajaran al
margen de las estrategias federal y estatal. Lo que se expresó en el
manejo informativo de la Presidencia de la República, que sacó al
alcalde acapulqueño de las imágenes televisivas y su nombre dejó de
aparecer en los boletines de prensa. El mensaje, sutil, fue
resentido por Luis Walton, a quien se ha visto en los actos
presidenciales con la mirada extraviada y una expresión facial demudada
que es posible ver en fotografías que se difunden por las redes
sociales. Sin embargo, los asesores del primer edil acapulqueño lanzaron
su propia estrategia de control de daños, ante el temor de que a Walton
le pueda suceder lo mismo que a su antecesor Juan Salgado, quien fue
vetado en 1997 por el entonces presidente Ernesto Zedillo, durante la
contingencia provocada por el huracán “Paulina”, debido a sus torpezas,
lo que en pocos días le obligó a dejar el cargo. Lo malo es que
la estrategia de Walton se concentra en tratar de hacer una labor
paralela a imagen de lo que realizan Peña y el gobernador Ángel Aguirre
Rivero: recorridos por zonas inundadas, diálogo con grupos de
damnificados, pero sin aplicar planes de atención de mediano plazo, pues
se contenta con repartir despensas, y ya. Lo peor es que
mientras Walton se publicita de esa manera para tratar de demostrar que
sí está trabajando, ha descuidado la seguridad pública –de ahí el saqueo
de tiendas como Costco en la zona Diamante-, los servicios –cerros de
basura se desfondan por doquier-, y las necesidades reales de la
población, que reclama sobre todo agua potable en las zonas urbanas
donde no hubo daños, pero donde la escasez se ha extendido por meses y
hoy se agrava por los desperfectos en las plantas de bombeo y en redes
de suministro. Al final, como citamos ayer, es el presidente
Enrique Peña Nieto quien ha tenido que tomar el liderazgo del rescate de
Acapulco, apoyándose en sus secretarios de Estado y en estrecha
coordinación con el gobernador Ángel Aguirre. En otros tiempos
–en los del viejo PRI-, Walton ya hubiera sido invitado a pedir
licencia. Pero en cambio, hoy el alcalde busca fortalecerse con los
suyos, financiando una campaña de más reparto de despensas que ahora
opera a través de militantes y empleados de su partido, el Movimiento
Ciudadano (PMC). Para sumar más propaganda, más politización de la
tragedia… y más errores. Por eso la reconstrucción de Acapulco vendrá de fuera, porque los acapulqueños no tienen un verdadero gobierno municipal…
Injustas críticas al gobernador…
La revista Proceso y algunos espacios en las redes sociales han
tratado de hacer una crítica al gobierno de Ángel Aguirre, tomando como
pretexto la cena ofrecida por el mandatario a personajes de la política
estatal y nacional con motivo de las fiestas patrias y de la celebración
del Bicentenario del Primer Congreso de Anáhuac, que acudieron a esta
ceremonia. En ese libelo –lo decimos así porque no es un
trabajo periodístico de rigor, sino una opinión que toma aspectos
circunstanciales interpretados con mala leche-, se trata de hacer creer a
los lectores que el gobernador y sus invitados bebían desentendiéndose
de las lluvias que caían por la tormenta tropical “Manuel”, en un
intento de hacer pensar que los daños sufridos por la población fueron
“provocados por negligencia”. Nada más lejos de la verdad.
Primero, porque ningún gobierno del mundo tiene la capacidad de
anticipar la dimensión de los daños provocados por un fenómeno
metereológico, y se ha visto que en cualquier país del mundo a veces se
han rebasado las medidas de prevención. No se sabe cuánto será el daño y
en qué colonias o avenidas se concentrará. De modo que solo se ponen en
alerta los servicios de emergencia, como se hizo en Guerrero por parte
del gobierno estatal, y en Chilpancingo, por el ayuntamiento encabezado
por Mario Moreno Arcos. Segundo, no hay nada de qué espantarse
por una cena de políticos o porque se sirvan bebidas. Eso se hace en
todos los niveles de manera oficial o privada, con o sin protocolo en
todos los países del mundo, excepto en los que se prohíben las bebidas
alcohólicas. Y tercero, porque hay que reconocer que los
gobiernos federal, estatal y municipal de Chilpancingo están haciendo lo
correcto, atendiendo la emergencia, rescatando a los damnificados,
restableciendo comunicaciones y caminos, aportando agua, comida,
colchonetas, cobijas e insumos de limpieza e higiene personal,
oportunamente, y extendiendo el apoyo a las comunidades más pequeñas y
aisladas en la medida en que se accede a ellas. No se valen las
“críticas” viscerales por motivos políticos o económicos sin fundamento
y tomando como base meras especulaciones. Eso no es periodismo, sino un
chantaje que desde tiempos de Don Porfirio Díaz se entendía jocosamente
con la frase que adjudicaba su origen: “esos pájaros quieren máiz…” Correo electrónico: rendon59@gmail.com
1 Comentarios
yo estoy de acuerdo con la revista proceso, son los hechos y las acciones las que al final cuentan. y esta opinion huele a proteccionismo facista.
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