TRASFONDO
JULIO ZENON FLORES SALGADO
Nadie está convencido de la declinación del gobernador de
Guerrero Ángel Aguirre, respecto de sus aspiraciones de nombrar a su sucesor en
el gobierno de la entidad. Ni su asistencia al informe del senador Armando Ríos
Piter, ha sido suficiente para tenerle confianza.
Máxime que Aguirre acusó recibo del concepto crítico que
tiene el Jaguar de su gobierno y que reveló en la entrevista en el programa
Tragaluz, de Milenio, donde Ríos Piter lo calificó como de “claroscuros”,
dejando en claro sus diferencias.
El gobernador, cediendo sin ceder, fue al informe del
Jaguar, gracias a los buenos oficios de “Los Chuchos”, que le ayudaron a él a
ser gobernador y con quienes la relación ya no es tan tersa como antes; sin
embargo, mandó a su delfín, el senador Sofío Ramírez, a dejarse ver en un
desayuno con el alcalde Luis Walton y con el secretario de salud, Lázaro Mazón.
El desayuno para tomarse fotografías de los tres competidores
de Piter, pretendió enviar el mensaje de la formación de un Tucoj (Todos Unidos
Contra el Jaguar), cosa que debe apanicar al senador Piter, pues fue así como
perdió la candidatura la elección pasada, ante Aguirre, que venía del PRI.
Nada raro sería que esta vez le recetaran la misma dosis,
con otro priista al que Aguirre quiere mucho y que como Piter está bien
posicionado en las encuestas. Adivinaron. Se trata de Mario Moreno Arcos,
alcalde de Chilpancingo, quien pese a su posicionamiento difícilmente será
candidato del PRI, pues se le considera un traidor, que se quedó en el tricolor
como Caballo de Troya.
Se dice que la decisión final se va a tomar en la ciudad de
México, ya que por Aguirre decidirá Marcelo Ebrard y las opciones de esa
corriente no se han acabado con Sofío. Quedan en la chistera aún los nombres
tanto de Mario Moreno, como el propio Luis Walton, por lo cual la negociación
aún puede ser favorable para Aguirre.
Esto significa que Ríos Piter le tendrá que vender su alma a
Aguirre, si quiere tener su respaldo en la elección, ya que es un hecho que el
Jaguar nomás no gana sin el gobernador, no tanto por la fuerza que éste pueda
tener, sino porque fortalecería a otro, que si bien quizás tampoco gane, si le
haga al senador, perder la elección.
Por eso el viejo sabueso de Jesús Zambrano habló de
equilibrios. Se trata de dar a uno la gubernatura (bueno la candidatura) a
otros repartirles las alcaldías de Acapulco, Chilpancingo e Iguala, así como
las diputaciones locales y federales, negociadas como un gran pastel. ¿Cómo
quedarán ahí el junior Ángel Aguirre Herrera y el delfín de Jesús Ortega,
Evodio Velázquez?
Todo indica que es más fácil controlar al hijo de papi, con
una diputación federal (y una beca para que estudie buenos modales y relaciones
públicas, además de ciencia política), ya que carece por completo de capital
propio, que a Evodio, que tiene sus propias canicas en su grupo Nueva Mayoría,
por lo cual, si éste último demuestra que puede crecer en la simpatía popular,
tendrá la gran oportunidad de ser el candidato a alcalde por Acapulco, gracias
a eso que Zambrano llama “los equilibrios” pero que comúnmente se denomina el
reparto del pastel.
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