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ENTREVISTA | A los 43 los mató el Estado: Diego Enrique Osorno


© Proporcionado por Sin Embargo Diego Enrique es uno de nuestros más destacados periodistas y ahora presenta el libro Contra Estados Unidos. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Diego Enrique es uno de nuestros más destacados periodistas y ahora presenta el libro Contra Estados Unidos. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo



Guadalajara, Jalisco, 30 de noviembre (SinEmbargo).- “A los 43 los mató el Estado”, dice sin titubear el periodista mexicano Diego Enrique Osorno, quien en el marco de la 28 Feria Internacional del libro que transcurre aquí hasta el próximo 7 de diciembre, viene a presentar su reciente libro Contra Estados Unidos, editado por la oaxaqueña Almadía.

El libro es lo que el propio autor denomina “crónica pura y dura” que transcurre entre agosto y septiembre de 2012, cuando un centenar de mexicanos, familiares de las víctimas de la guerra contra el narcotráfico, recorrió más de 11 mil kilómetros por el territorio de Estados Unidos.

Su propósito era gritar su dolor frente a los principales responsables del conflicto y construir lazos con organizaciones de sobrevivientes y otros familiares de personas asesinadas o desaparecidas por las mismas causas en el país vecino.

“Esta crónica reúne las experiencias, caminos, encuentros y desencuentros de los seres humanos que cometen la esperanzadora desmesura de enfrentarse a la incomprensión, protestar ante la injusticia, alzar la voz y exigir la paz que todos merecemos y hace tanto que no vivimos”, afirma el boletín de prensa emitido por Ariana González Santos, de Almadía.

Diego Enrique Osorno (Monterrey, 1980) es autor de cinco libros de crónica sobre el México contemporáneo. Algunos de sus textos han sido incluidos en antologías de Cuba, Estados Unidos, México, España y Venezuela, así como también traducidos al inglés, italiano, francés y portugués.

Ha publicado en Etiqueta Negra, Internazionale, Proceso, Courrier International, El Universal, The Huffington Post, Newsweek, Zyzzyva, Nexos, Il Fato Quotidiano, Indymedia, entre otros.

Es también director y guionista de documentales. Recientemente recibió el Premio Nacional de Periodismo 2014 y fue postulado al Premio Gabriel García Márquez de periodismo 2013. Ha recibido el Premio Latinoamericano de Periodismo sobre Drogas 2011 y el Premio Internacional de Periodismo de la revista Proceso 2011.

–¿El Movimiento de las marchas recientes en México inició con las marchas de Javier Sicilia?

–Visto desde el momento actual, el Movimiento por la Paz y la Justicia de Javier Sicilia logró detener la narrativa hegemónica que había y mediante la cual todos los muertos del narco eran considerados muertos culpables, ese “en algo andaban”. En 2011 ese movimiento mostró a las víctimas. Nació la compasión.

–Por otro lado, ¿qué si eran narcos?

–Claro, pero ese es incluso un pensamiento posterior a lo que generó el Movimiento por la Paz y Justicia. Antes de eso no se podía pensar en algo semejante. Javier Sicilia y los demás coloca la palabra paz en el debate, lo que resulta muy valioso aunque luego el Estado se haya apropiado de ese concepto y esa palabra. Sobre todo, visibilizó a las víctimas y generó una compasión. Lo que está pasando ahora con lo que le ocurrió a los 43 estudiantes de Iguala es que no se trata de visibilizar a las víctimas, puesto que ya están visibilizadas, sino de visibilizar a los victimarios. ¿Quién hizo esto? ¿Por qué? El Movimiento por la Paz y Justicia de Javier Sicilia nos llegó al corazón. Este movimiento por los 43 nos está llegando a la reflexión crítica.

© Proporcionado por Sin Embargo "Los 43 de Ayotzinapa apelan a nuestra reflexión crítica y eso es una buena noticia", dice Diego Enrique. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

“Los 43 de Ayotzinapa apelan a nuestra reflexión crítica y eso es una buena noticia”, dice Diego Enrique. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo



–Es terrible pensar que esta tragedia ha sido favorable para México, pero mucha gente lo piensa…

–Sí, ponernos a reflexionar en forma crítica en un país atravesado por la barbarie como el nuestro, donde no entendíamos de donde exactamente venía esta violencia. Ahora nos estamos haciendo muchas preguntas y eso es una buena noticia. Lo triste es lo que le ocurrió a los estudiantes.

–¿Y qué le ocurrió a los 43 estudiantes de Ayotzinapa?

–Los mató el Estado. Los policías que los detuvieron el 26 de septiembre son parte el Estado. Los mató el Estado porque las autoridades tardaron 14 días en atender las desapariciones. Los grupos especiales que tanto nos han pregonado los del gobierno federal tardaron todo ese tiempo en reaccionar y ese lapso fue crucial para la situación que vivimos hoy. Entonces, me parece que lo que ocurrió el 26 de septiembre fue la evidencia de la responsabilidad del Estado en algo que hemos estado llamando Guerra del Narco durante todo este tiempo, pero que quizás deberíamos replantearnos y comenzar a hablar de Larga crisis de violaciones a los derechos humanos impulsada desde el Estado. Se ha dado un poder desmesurado a alcaldes, gobernadores, presidente y cualquier funcionario público…

© Proporcionado por Sin Embargo Foto: Especial

Foto: Especial



–Nos hicieron creer además que la vida valía sólo dinero

–La corrupción, en el contexto de la democracia, ­fue mucho mayor que la que hubo en época del PRI. Ahora todos los partidos políticos se volvieron máquinas de buscar dinero y muchos de ellos se convirtieron prácticamente en criminales.

–¿Qué es Contra Estados Unidos?

–Yo quería hacer una crónica pura y dura de víctimas mexicanas. Había escrito ya dos libros sobre el tema. Uno donde trato de plantear las preguntas sobre las causas de la Guerra del Narco, desde una perspectiva política. El otro fue un libro sobre las consecuencias, mostrar cómo queda arrasada una población, una zona del país. En este caso lo que me interesaba era llegar a las víctimas y lo que pasó al principio es que no sabía cómo hacerlo. Cuando me enteré que un grupo de víctimas cruzaría los Estados Unidos, vi la oportunidad de aprovechar ese viaje, con todo lo que implica en términos de narrativa literaria un periplo así, por el país más poderoso del mundo.

–¿Cómo te sientes formando parte de un sistema alternativo de información?

–No sé. Siento que ese es mi lugar. Me siento comprometido con esa idea, con esa responsabilidad. Empecé a leer periódicos cuando tenía 10 años de edad, en Monterrey. Un año después leí el mismo periódico en idéntico y recuerdo que me sorprendí porque tenían las mismas noticias. A estas alturas, todavía sigo sorprendido de que los periódicos y los telediarios nos ofrezcan en un 80 o 90 % las mismas noticias. Eso quiere decir que los sistemas de comunicación social cumplen muy bien su labor: ellos producen los contenidos que los medios reproducimos y que la sociedad consume. Lo que me interesa es tratar de hacer historias que el sistema no produce y que no permite que se produzcan. Se trata de ir a buscar a la gente que no tiene oficinas de comunicación social, que no tiene voceros, tratar de que esa gente esté en el centro de nuestras historias. Eso es algo que hago por congruencia, por compromiso.



Sin Embargo

Mónica Maristain


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