El joven normalista no aguantó la tortura y aceptó la declaración fabricada por los policías ministeriales de la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Más tarde fue trasladado a un lugar en Zumpango donde lo obligaron a disparar un cuerno de chivo para dar positivo en los peritajes que elaboraría la Procuraduría de Justicia para pretender sustentar la declaración del procurador, Alberto López Rosas, de que un manifestante llevaba un cuerno de chivo, publicó El Sur.
Torres Pérez fue detenido junto a decenas de manifestantes cuando pretendía subir a un autobús para retirarse del lugar, sólo que al llevar en la mano casquillos percutidos que levantó del piso, fue separado del resto del grupo.
Se sabe también que funcionarios de la Procuraduría de Justicia impidieron que los abogados del Centro de Derechos Humanos participaran para asistir a los estudiantes detenidos mientras presentaban su declaración.
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