Al
alcanzar las 76 mil unidades de turbiedad, la cifra más alta de materia
orgánica (tierra, piedras y azolve), registrada en las aguas del río papagayo
en esta época de lluvias, este domingo se cumplieron 25 horas sin poder bombear
agua a la zona media y alta de Acapulco provocado por la apertura de las
compuertas desarenadoras de la presa la Venta que realizó la Comisión Federal
de Eléctricidad (CFE) desde las 00:00 horas del sábado 11 de agosto.
La
apertura de las compuertas desarenadoras obligó a la CAPAMA a detener sus
equipos de bombeo a las cinco de la mañana del sábado y fue hasta las seis de
la mañana del domingo que se pudo reiniciar el bombeo de agua.
Si
el abasto de agua potable a Acapulco por parte de la CAPAMA ha sido de por sí
irregular por diversos problemas técnicos derivados de una red de captación y
distribución anticuada y en malas condiciones, en los últimos 2 meses esta
situación se agravo por la operación poco sensible de la presa hidroeléctrica
La Venta, por parte de la Comisión de federal de Electricidad, (CFE), que
provoca el enturbiamiento del agua del río Papagayo, de donde la CAPAMA la toma
para bombearla a los hogares acapulqueños.
Los
operadores de la CFE han estado abriendo más veces de las que normalmente lo
hace en esta época del año, las compuertas vertedoras de la presa La Venta, lo
que genera que río abajo, donde se ubica la captación de agua de CAPAMA, corran
toneladas de lodo revuelto con el agua, poniendo en riesgo los equipos de
bombeo.
Cuando
la cantidad de lodo que corre por el río aumenta se le llama turbiedad y aunque
se cuenta con filtros, no se puede trabajar con más de 5 mil unidades de
turbiedad.
Al
suceder esto, CAPAMA se ve obligada a detener el funcionamiento de sus equipos
de bombeo, que no son aptos para procesar la cantidad de lodo provocado por la
CFE, dejando sin funcionar el sistema Papagayo II, que surte a la zona media y
alta de la ciudad lo que equivale al 60 por ciento de la población de Acapulco.
A
tan sólo 12 días del mes de agosto la CFE ha abierto sus compuertas en cuatro
ocasiones lo que ha afectado el servicio de bombeo por 64 horas llegando hasta
66 mil 200 unidades de turbiedad.
El
día primero de agosto, se suspendió el bombeo de agua por 24 horas porque los
niveles de turbiedad se incrementaron hasta 28 mil 500 unidades; el 7 de agosto
se pararon los equipos por un lapso de 10 horas porque la turbiedad subió hasta
12 mil unidades y el 8 de agosto fueron poco más de 14 mil unidades y las horas
de afectación 11.
El
11 de agosto fueron 25 horas las afectadas en el sistema de captación y 66 mil
200 unidades de turbiedad, mientras que en el mes de julio la turbiedad
registrada en el río Papagayo fue desde las 5 mil 832 unidades hasta las 12 mil
372 lo que afectó 66 horas de bombeo de agua en la captación del sistema
Papagayo II.
Estas
acciones son las que provocan que la CAPAMA no pueda mantener la continuidad en
el servicio y se genere falta del mismo en las colonias asentadas en la parte
media y alta de Acapulco por lo que la CAPAMA ha solicitado a la CFE que sean
más conscientes en la operación de la Presa, pues son miles de acapulqueños
quienes se ven afectados por la constante apertura de las compuertas vertedoras
y desarenadoras.
Aunado
a ello en la época de lluvias se pierden alrededor de 400 litros por segundo de
los 2 mil 100 que produce la planta potabilizadora Cayaco como consecuencia del
aumento del número de retro lavados que se tienen que hacer para garantizar que
el agua cumpla con su proceso de potabilización.
Ante
esta difícil situación, en la que los afectados son los ciudadanos, la CAPAMA
pide la comprensión de la población porque estas irregularidades escapan de las
manos de la Paramunicipal por ser la Comisión Federal de Electricidad quien
opera la presa la Venta.
Cabe
informar a la población que cada vez que la CFE obliga a la Paramunicipal a
detener el bombeo, cuando este se reinicia, una vez que baja la turbiedad,
deben pasar todavía varias horas y hasta días para que las líneas de conducción
y tanques de abastecimiento vuelvan a llenarse lo que ocasiona un mayor tiempo
sin poder entregar el vital liquido a las hogares.
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