Gallery

header ads

“Golpes bajos en Morena Guerrero”


Trasfondo | Por Julio Zenón

En Guerrero, la política nunca ha sido una danza de civilidad. Más bien, un zafarrancho eterno entre facciones que se disputan el poder como si se tratara de una herencia milenaria. Ahora le tocó el turno a Morena, partido gobernante, supuestamente transformador, que vive su propia telenovela: la destitución del presidente del Comité Ejecutivo Estatal, Jacinto González Varona, acusado de darse la gran vida con los recursos del partido y de usar el cargo como trampolín para sus aspiraciones a la gubernatura en 2027.

El golpe lo propinaron desde el Consejo Estatal, liderado por consejeros afines al senador Félix Salgado Macedonio —sí, ese Félix que jura que no quiere ser candidato pero cuya sombra sigue midiendo encuestas como quien se prueba trajes para el gran baile. Entre ellos, Galdino Nava, viejo conocido en las internas morenistas, fue el que empujó la guillotina con argumentos que mezclan ética, indignación y cálculo político.

Jacinto, por su parte, respondió al estilo clásico del morenismo en crisis: descalificó la sesión, acusó ilegalidades, denunció un intento de madruguete y, de paso, se envolvió en la bandera del decálogo de ética promovido por la presidenta Sheinbaum. “No quieren que se apruebe porque les incomoda”, dijo, apuntando sin mencionar nombres pero dejando claro que se refiere al bloque Salgadista. Vaya ironía: ética como arma en una guerra sucia.

El asunto no es menor. La carta de Sheinbaum y el nuevo código de ética son intentos por limpiar la casa ante los escándalos que van minando al partido desde dentro. Pero en Guerrero, donde las lealtades se compran y los principios se rematan, esos valores éticos son papel mojado si tocan intereses de quienes ya se creen dueños del porvenir.

El ruido ya llegó a Palacio Nacional. La presidenta Sheinbaum, con cautela quirúrgica, pidió que los órganos internos del partido resuelvan el entuerto. Traducido: “arréglenselas solos, pero no hagan más escándalo”. Porque Morena, hay que decirlo, sigue ganando elecciones, pero cada vez parece más un rompecabezas con piezas que no encajan.

Y mientras tanto, la ciudadanía observa. Los que votaron por la transformación esperan congruencia. Lo que ven es otra batalla de lodo, blindajes personales, camionetas de lujo, acusaciones cruzadas y un partido que, en lugar de encarnar el cambio, reproduce los viejos vicios del poder.

¿Quién gana en este pleito? De momento, nadie. Quien pierde es la credibilidad de un partido que llegó con la promesa de hacer las cosas diferente, pero que en Guerrero, como en otros estados, se parece cada vez más al viejo PRI con otro nombre y los mismos colmillos.

Y por supuesto, Jacinto sigue aferrado al cargo. Porque en política, como en las novelas de Juan Rulfo, los muertos hablan y los caídos siguen pateando.

   xxx 
 Editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, especializado en periodismo político www.facebook.com/trasfondoinformativo, Youtube@JulioZenonFlores, Twitter@trasfondoin, e mal: zenon71@hotmail, Whatsapp 7441054888

Publicar un comentario

0 Comentarios