No sólo es estrés o agresividad…también patógenos y ruido
200,000
oficinas en México están “enfermas” y hasta el 30% de sus ocupantes
padecen irritaciones de ojos, nariz y garganta, sensación de sequedad en
membranas, mucosas y piel, ronquera, respiración dificultosa, eritemas,
comezón, hipersensibilidades inespecíficas, náuseas, mareos y vértigos,
dolor de cabeza, fatiga mental o elevada incidencia de infecciones
respiratorias y resfriados dice Liliana Silva, directora de
Mercadotecnia de Grupo Xtra.
La directiva menciona que no hay
nada que delate estos centros de trabajo “a simple vista”, pues
arquitectónicamente son preciosos, supuestamente funcionales y muchos de
ellos incluso ostentan premios por su diseño “pero están enfermos y
contagian a quienes trabajan en ellos”.
En general se trata de
edificios de cristal que generan reflejos sobre los ojos o las pantallas
de las computadoras, sistemas de climatización cerrados y temperaturas
estandarizadas para toda la planta. Así, “unos se asan de calor mientras
otros se hielan”, ejemplifica Silva.
“En los escritorios pegados
a los ventanales el aire acondicionado cae directamente en la espalda
de algunos y los otros deben contentarse con la luz artificial que
siempre permanece encendida”, refiere la directiva que manifiesta que
cada vez más se muestra intolerancia al aire acondicionado viciado,
lleno de contaminantes y alérgenos.
“En la zona metropolitana de
la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, donde existe el mayor
número de empresas, se concentran más malestares propiciados por la mala
ventilación, descompensación de temperaturas, cargas iónicas y
electromagnéticas, partículas en suspensión, gases y vapores de origen
químico y bioaerosoles”, refiere Silva.
La representante de la
inmobiliaria Grupo Xtra menciona que desde 1982 se detectaron una serie
de síntomas patológicos que se atribuyeron a los edificios, pero ahora
“se recrudecen los efectos
entre los trabajadores de oficina. El
edificio enfermo afectaba a 5% de la población, las oficinas
perjudican hasta al 30% de los trabajadores”.
“Quienes
permanecen en una oficina enferma ocho horas al día durante cinco días a
la semana suelen desarrollar alergias que misteriosamente desaparecen
al abandonar la oficina, aunque en general los síntomas se suelen
confundir con gripes o resfriados, dolor de cabeza, sinusitis,
congestión, mareos, nausea, cansancio, irritación de los ojos, la nariz y
la garganta”.
Para determinar que son padecimientos contagiados
por una oficina enferma es solo si afecten simultáneamente a varios
empleados o si tienen una persistencia no razonable.
Silva
comenta que las oficinas enfermas tienen algunos elementos químicos
como formaldehído, polvo o fibras de compuestos orgánicos, dióxido de
carbono, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono o biológicos
como bacterias, hongos, esporas, toxinas o ácaros.
“En muchos
casos las oficinas enfermas son por algunas características físicas como
iluminación, ionización, ruido, vibraciones, temperatura, humedad
relativa o ventilación, aunque tradicionalmente se asocia la enfermedad
de las oficinas a factores psicosociales como estrés, ansiedad,
agresividad contenida y contagio psíquico”, finaliza la experta.
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