Chilpancingo.,
Gro.- El rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Javier
Saldaña Almazán reconoció que las zonas con presencia de policías
comunitarias son las más seguras para los estudiantes de la institución,
en tanto que ciudades como Acapulco y Pungarabato son de las que más
preocupación generan, por los altos niveles de incidencia delictiva que
registran.
Saldaña Almazán encabezó en Chilpancingo la reinauguración del
comedor universitario ubicado frente a la alameda Granados Maldonado, en
donde funcionó durante más de dos décadas la casa del estudiante 10 de
Junio.
En entrevista, mencionó que desde el ciclo escolar pasado se trabaja
en la solución del problema de violencia inter escolar que se recrudeció
en varios planteles del puerto de Acapulco, con los enfrentamientos
entre grupos de jóvenes que provocaron la muerte de al menos dos
alumnos.
Dicha situación motivó la instalación de cámaras de circuito cerrado;
contratación de seguridad privada, cercos perimetrales y la petición de
patrullajes por parte de las policías municipal y del estado.
Mientras la violencia genera preocupación en el puerto de Acapulco,
Costa Grande y Tierra Caliente, el rector reconoció que en la Costa
Chica y Montaña, donde existen los sistemas de policías comunitarias hay
un margen mayor de tranquilidad para la comunidad escolar de la UAG.
"En esos lugares, afortunadamente no nos reportan algún tipo de inseguridad", aseguró el jefe de la administración central.
Aunque a la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero
(UPOEG) le han presentado denuncias sobre la desaparición alumnas de
preparatoria en Tecoanapa y Ayutla de los Libres, Saldaña señala que
hasta el momento no tiene conocimiento de un solo caso.
El caso más complicado para la UAG es Tierra Caliente,
particularmente en los municipios de Pungarabato y Tlapehuala, en cuyas
preparatorias 8 y 18 respectivamente se cerraron los turnos vespertinos.
En el turno vespertino de la prepa 8 de Pungarabato había 150
estudiantes que fueron cambiados al turno matutino, en tanto que en el
18 eran 300 los jóvenes que también fueron transferidos.
Recuperar esos turnos depende de que se recupere el tejido social,
haya paz y la comunidad universitaria no sea objeto de presión.
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